La situación de Banco Espirito Santo vuelve de nuevo a las portadas de los principales diarios y webs financieras, que siguen sirviendo especulaciones en torno a cuál será la próxima sorpresa que nos depare el valor. SE habla de un riesgo sistémico en forma de contagio a otros países de la Eurozona. Para empezar, España. Lo cierto es que, dicen los expertos de Goldman Sachs, que este tipo de contagio es improbable para empezar porque los activos de los bancos portugueses se limitan a 494.000 millones de euros – en torno a un 1.6% del total de la Eurozona – y además porque la exposición de la banca extranjera a Portugal es baja. Por último, el respaldo de la liquidez del BCE en euros y en dólares están disponibles para todos los bancos europeos.
Pues bien, no parece que vaya a haber contagio. Pero ¿cuáles son los riesgos que trae consigo la entidad portuguesa? En un intento por tranquilizar al mercado, BES lanzó a última hora de ayer un comunicado en el que destaca que las potenciales pérdidas en sociedades como Espirito Santo Financial Group (ESFG) no provocarán una falta de capital en el banco. Su exposición a compañías del grupo es de 1200 millones de euros, cantidad que se ha comprometido a no elevar y que no compromete su ratio de capital.
Parece pues que los motivos del descalabro de la cotización están en las irregularidades contables que presentó el holding que controla el 25% del capital del banco –ESFG- y la reciente rebaja de calificación por parte de Moody´s en tres escalones, hasta Caa2, lo que le sitúa a nivel de bono basura. Es aquí donde quizás esté la clave. Aunque se hayan prohibido las posiciones cortas sobre el título, lo cierto es que muchos fondos de inversión tendrán que salir del valor por la rebaja en el rating.
Los títulos han regresado al mercado con subidas de más del 3%.