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    Diferencia entre futuros y opciones

    ¿Cuál es la diferencia entre futuros y opciones?

    Los futuros y las opciones están presentes en la vida diaria de los ciudadanos que, de forma intuitiva, realizan distintas valoraciones de este tipo de contratos. Nos referimos a casos tan cercanos como pactar un precio diferido en la compraventa de una vivienda o suscribir un seguro sobre nuestra casa o nuestro coche. Sin embargo, cuando se habla de opciones y futuros referidos a los mercados financieros, en muchas ocasiones se suele considerar que se trata de algo alejado de nuestra realidad, cuan- do muchos inversores sin operar directamente sobre ellos, tienen o han podido tener entre sus activos este tipo de contratos sin saberlo.

    En particular ha podido ocurrir si han encomendado la gestión de carteras a un profesional estableciendo un límite en el riesgo agregado de la inversión, han suscrito fondos de inversión garantizados, etc. Es indudable el papel que juegan estos instrumentos en la gestión de inversiones. Los resultados que le ofrecen muchos productos que puede encontrar en el mercado se consiguen con frecuencia —aun- que no siempre, pues en determinadas circunstancias es posible reproducir sus efectos en el mercado de contado— comprando, vendiendo o realizando múltiples estrategias en el mercado de derivados. De todo ello nace la importancia de conocer los conceptos principales, su funcionamiento básico y cómo se transfiere el riesgo entre los participantes en el mercado, con independencia de que se decida o no operar directamente con opciones y futuros.

    ¿Qué son los futuros?

    Un futuro es un contrato a plazo negociado en un mercado organizado, por el que las partes acuerdan la compraventa de una cantidad concreta de un valor (activo subyacente) en una fecha futura predeterminada (fecha de liquidación), a un precio convenido de antemano (precio de futuro). Es decir, se trata de contratos a plazo cuyo objeto son instrumentos de naturaleza financiera (valores, índices, préstamos o depósitos...) o «commodities» (es decir, mercancías como productos agrícolas, materias primas...). Este tipo de contratos se negocian en mercados organizados, por tanto, pueden ser comprados o vendidos en cualquier momento de la sesión de negociación sin necesidad de esperar a la fecha de vencimiento.

    Tanto para comprar como para vender futuros, los intervinientes han de aportar garantías al mercado, es decir, un importe —determinado en función de las posiciones abiertas que mantengan— como señal del cumplimiento de su compromiso, de forma que evite el riesgo de contrapartida. El inversor en futuros debe tener en cuenta que es posible realizar la venta de un futuro sin haber- lo comprado antes, ya que lo que se vende es la posición en el contrato por el que el vendedor asume una obligación. Esto es lo que en el mercado se llama ‘abrir posiciones cortas’ o ‘ponerse corto’.

    ¿Qué son las opciones?

    Una opción es un contrato que otorga a su comprador el derecho, pero no la obligación, a comprar o vender una determinada cuantía del activo subyacente, a un precio determinado llamado precio de ejercicio, en un período de tiempo estipulado o vencimiento. En opciones, al ser contratos y no valores, no es necesario comprar primero para posteriormente vender, sino que es posible vender primero y en su caso luego comprar. Por ello es fundamental distinguir entre la situación del comprador y la del vendedor. El comprador de una opción tiene el derecho, pero no la obligación, de comprar o vender (según el tipo) al vencimiento; por el contrario, el vendedor de la opción está obligado a comprar o vender si el comprador decide ejercer su derecho. Llegada la fecha de vencimiento, el comprador decidirá si le interesa o no ejercitar su derecho, en función de la diferencia entre el precio fijado para la operación (precio de ejercicio o strike) y el precio que en ese momento tenga el subyacente en el mercado de contado (en el caso de acciones, su cotización).

    El precio de la opción es lo que el comprador paga por obtener ese derecho y se denomina prima. La prima es realmente el objeto de negociación. El comprador de opciones sólo tiene derechos y ninguna obligación, por tanto sus pérdidas están limitadas a la prima pagada —con esta posición ha vendido el riesgo a un tercero.

    Por el contrario, el vendedor de opciones cobra la prima, pero sólo tiene obligaciones y asume la posibilidad de tener que soportar pérdidas ilimitadas. Por tanto, el vendedor de la opción siempre se queda con la prima, se ejerza o no la opción e independientemente de las pérdidas finales que le pueda ocasionar el haber comprado el riesgo a otro agente.

    Si quiere aprender a invertir en opciones y futuros, veá nuestra sección.

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