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    Capacidad Instalada

    ¿Qué es la capacidad instalada?

    El indicador de la utilización de la capacidad Instalada en la industria mide la proporción utilizada de la capacidad instalada del sector industrial. Para su cálculo se tiene en cuenta cuál es efectivamente la producción máxima que cada sector puede obtener con la capacidad instalada actual. Se consideran criterios técnicos, como el aprovechamiento potencial de las plantas productivas empleando el máximo de turnos posibles y las paradas necesarias para el mantenimiento apropiado de dicha capacidad.

    Así, es un indicador que mide la producción de un país o de un sector, generalmente el industrial, para saber cuál es el máximo rendimiento posible que pudiera darse teniendo en cuenta los recursos que hay en un periodo de tiempo. Es habitual que las empresas que se dedican a fabricar o producir bienes usen el índice de capacidad instalada para saber cuál es el máximo de producción al que podrían llegar.

    Es un indicador importante a nivel sectorial y también a nivel empresa para aquellas que lo utilicen. A nivel sectorial, se puede tener conciencia del nivel de producción que está habiendo y utilizar eso como análisis económico. Por ejemplo, si la industria está en máximos de utilización de capacidad instalada puede significar que la economía funciona bien y que hay demanda y producción. Pero también puede ser un síntoma para que la industria amplíe su capacidad instalada en el caso de que se prevea un crecimiento económico en el sector o que se esté dando en un momento de estabilidad y no de máximos, lo cual significaría una alerta a tener en cuenta. En el caso de que sea un periodo del año que habitualmente la producción es normal y la economía crece, pero no está en máximos históricos, y la capacidad instalada si está en máximos, podría significar que se necesita aumentar el potencial para hacer frente al crecimiento futuro y evitar la escasez.

    Por otro lado, si la utilización de la capacidad instalada está en mínimos o poco utilizada habría que mirar si se debe a la situación económica, que debería ser en este caso de recesión o de ralentización en el crecimiento. Aunque también podría servir para saber si hay un mal uso de las instalaciones y otro tipo de derivadas tras el análisis realizado.

    A nivel empresa, ocurre algo muy similar. Si se está en máximos en una época no habitual será necesario para esa empresa hacer inversiones que aumenten la capacidad instalada. Mientras que si está en mínimos también deberían saber porqué se está dando eso. En definitiva, es un indicador para saber en qué situación se encuentra la empresa y si se deben hacer cambios.

    La demanda en la capacidad instalada

    Por último, la demanda está íntimamente ligada, o debería estarlo en la capacidad instalada. Generalmente, el indicador debería subir al ritmo que aumenta la demanda. Ya que tendría poco sentido estar en máximos si la demanda no lo está, haciendo que se dé un stock muy grande con una posterior caída de los precios para poder deshacerse de esa producción hecha de más. Así, es muy importante tener ambos parámetros en cuenta y saber relacionarlos.

    En caso de que haya desajustes entre demanda y utilización de la capacidad instalada, el sector o la empresa debería hacer cambios para evitar situaciones anómalas como exceso de stock o una escasez de esos bienes. El primero provocaría una deflación o caída de los precios pudiendo provocar pérdidas en la empresa. Mientras que el segundo provocaría inflación y complicaciones económicas a nivel país. Por eso, ambos indicadores deberían moverse al mismo ritmo para tratar de evitar ambas situaciones de mercado, que suelen darse puntualmente.

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