Se trata por tanto de un patrimonio sin personalidad jurídica ya que se constituye por las cuantías aportadas por un número de partícipes. Posteriormente será una entidad gestora quien adoptará las decisiones de inversión y ejercerá las funciones de administración y representación del fondo mientras que la unidad depositaria custodiará el patrimonio del fondo.
En un lenguaje mucho más coloquial podríamos denominar al fondo de inversión como un instrumento financiero que reúne a un gran número de personas que quieren invertir un capital. Por tanto, el fondo podrá en común el dinero de todos estos inversores y una entidad gestora se encargará de invertirlo en activos financieros como puedan ser acciones, renta fija, derivados… con el objetivo de obtener una rentabilidad a través de estas inversiones.
Si nosotros comprásemos un fondo de inversión estaríamos comprando una pequeña parte de la cartera (participación), siendo el precio de cada una de estas participaciones lo que se denominaría valor liquidativo del fondo, obteniendo su valor resultante de dividir el patrimonio entre el número de participaciones en circulación. Por ejemplo, si invirtiésemos 1.000 euros en un fondo con un valor liquidativo de 90 euros recibiríamos 11,11 participaciones de este fondo (no es necesario que sea un número entero). Además, se trataría de una inversión diversificada debido a que suelen invertir en numerosos activos financieros lo que permite reducir el riesgo.
Una vez comienza a funcionar el fondo de inversión, el precio puede aumentar o disminuir por dos razones principalmente: 1) entrada o salidas de partícipes que no afectarán a nuestra inversión, variando el precio de las participaciones en función de que haya suscripciones o reembolsos y 2) la variación de valor de mercado de los activos, que será lo que determine la obtención de una rentabilidad positiva o negativa por el fondo.
Si quiere ampliar información acerca de los fondos de inversión puede acceder a la guía informativa del Inversor de la CNMV titulada “Los fondos de inversión y la inversión colectiva”.
En un lenguaje mucho más coloquial podríamos denominar al fondo de inversión como un instrumento financiero que reúne a un gran número de personas que quieren invertir un capital. Por tanto, el fondo podrá en común el dinero de todos estos inversores y una entidad gestora se encargará de invertirlo en activos financieros como puedan ser acciones, renta fija, derivados… con el objetivo de obtener una rentabilidad a través de estas inversiones.
Si nosotros comprásemos un fondo de inversión estaríamos comprando una pequeña parte de la cartera (participación), siendo el precio de cada una de estas participaciones lo que se denominaría valor liquidativo del fondo, obteniendo su valor resultante de dividir el patrimonio entre el número de participaciones en circulación. Por ejemplo, si invirtiésemos 1.000 euros en un fondo con un valor liquidativo de 90 euros recibiríamos 11,11 participaciones de este fondo (no es necesario que sea un número entero). Además, se trataría de una inversión diversificada debido a que suelen invertir en numerosos activos financieros lo que permite reducir el riesgo.
Una vez comienza a funcionar el fondo de inversión, el precio puede aumentar o disminuir por dos razones principalmente: 1) entrada o salidas de partícipes que no afectarán a nuestra inversión, variando el precio de las participaciones en función de que haya suscripciones o reembolsos y 2) la variación de valor de mercado de los activos, que será lo que determine la obtención de una rentabilidad positiva o negativa por el fondo.
Si quiere ampliar información acerca de los fondos de inversión puede acceder a la guía informativa del Inversor de la CNMV titulada “Los fondos de inversión y la inversión colectiva”.