El consumo es la partida más importante en la desagregación del PIB por componentes de demanda (50% en el Área Euro, 70% en Estados Unidos). Sin embargo, dado que es menos volátil que las exportaciones o la inversión, a menudo no se considera el “driver” del ciclo económico.
Varios son los indicadores de consumo, tanto de tipo cuantitativo como cualitativo que habitualmente utilizan los analistas: ventas al por menor, matriculación de turismos, producción industrial de bienes de consumo e importaciones y exportaciones de bienes de consumo.
1. Ventas al por menor.
Recoge el consumo en establecimientos de venta al por menor (comercios). En el caso de España se distingue entre cuatro grupos de productos: alimentación, equipamiento de la persona, equipamiento del hogar y otros bienes de consumo, quedando excluidos las ventas de vehículos de motor, motocicletas, ciclomotores y carburantes.
Las ventas al por menor es un indicador clave para averiguar cuál es el estado de la salud de la economía y su evolución para los próximos seis o doce meses. Como hemos señalado el gasto en consumo representa del 55-70% del PIB. Si el gasto en consumo está creciendo a un buen ritmo, entonces los ingresos de las empresas están creciendo, la bolsa está subiendo y la riqueza de los hogares está aumentando. Si por el contrario, el consumo se está contrayendo, es previsible que los beneficios empresariales se reduzcan y las cotizaciones en la bolsa pueden caer.
2. Matriculaciones de turismos.
A nivel económico, este indicador es uno de los principales factores que indican la marcha de la economía de un país. En el caso de España emplea directamente al 10% de la población activa y tiene un peso del 6% del PIB.
Es un indicador muy representativo para analizar la evolución contemporánea del gasto en bienes duraderos de las familias españolas y, en consecuencia, del consumo privado nacional.
3. Producción industrial de bienes de consumo.
El índice de producción industrial (IPI) trata de indicar la evolución en volumen de parte del PIB que tiene su origen en la industria, es decir, el valor añadido bruto al coste de los factores de las diversas ramas industriales y del conjunto del sector industrial (excluyendo construcción).
Este IPI es, ante todo, uno de los principales instrumentos con que se cuenta para el análisis económico coyuntural, especialmente cuando se utiliza en combinación con otros indicadores. Es, además, un indicador de referencia con relación al cual se juzga la evolución de otros indicadores, tales como los relativos al comercio exterior, el empleo o el paro.
4. Importaciones y exportaciones de bienes de consumo. Los dos primeros componentes del PIB (consumo privado e inversión) constituyen la demanda interna de una economía. Las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) constituyen, por su parte, la denominada demanda externa y su medición se realiza en términos de aportación al crecimiento del PIB. Así, por ejemplo, se puede decir que en un trimestre la demanda externa ha contribuido en una décima de punto porcentual (0,1%) al crecimiento del Producto Interior Bruto.
El comportamiento del sector exterior se ve afectado y afecta a la marcha de la economía. Así una expansión de la renta disponible nacional provocará un incremento del consumo, tanto de bienes nacionales como de bienes importados. De manera recíproca, una expansión de la renta disponible exterior, incrementará las exportaciones nacionales, incrementando el PIB y afectando positivamente a los resultados empresariales. Por otro lado, la demanda externa afecta también la las variables monetarias. Un déficit sostenido por cuenta corriente, ejercerá presiones de devaluación sobre la moneda, lo que puede afectar a la rentabilidad de las inversiones denominadas en moneda extranjera.