Parece que vuelve algo la tranquilidada los mercados peor no podemos esperar que esto siga así a lo largo del ejercicico “y tenemos que acostumbrarnos a convivir con la volatilidad”, reconoce Tristán Pascual del Pobil, subdirector general de Mutuactivos, gestora de Mutua Madrileña. Este experto reconoce que “desde un punto de vista macroeconómico pensamos que la recuperación es sostenible – principalmente por las medidas de política monetaria y fiscal adoptadas – y aunque sea lenta si ha tenido un punto de inflexión”. Este experto reconoce que hay que seguir muy pendientes del sector inmobiliario y comercial de real state pero los datos muestran que “las cosas van razonablemente bien”.
La naturaleza nos sorprende con sus múltiples soluciones a los retos con los que se enfrenta. Los grillos localizan sus oídos en sus patas delanteras. La lombriz tiene 10 corazones, dispuestos a lo largo de su cuerpo. El insecto palo adquiere forma de rama, mimetizándose con las ramitas de las plantas en las que vive. El pez pulmonado, que puede respirar tanto en el aire como en el agua, vive en lagos que pasan por periodos de sequía a los que sobrevive construyendo una concha de barro alrededor de sí mismo a la espera del retorno del agua.
El año que termina puede ser calificado como annus horribilis sin temor a equivocarse. Si los mercados bursátiles han perdido casi la mitad de su valor en todo el mundo, la cotización de pagarés de empresa y bonos corporativos se ha hundido. También han sufrido pérdidas los inversores que han diversificado en materias primas, inversión alternativa y private equity. Incluso los más conservadores, que optaron por colocar sus ahorros en depósitos, han temido por la seguridad de los bancos a los que se los confiaron.
El rally alcista en la cotización de materias primas, que llegó a su fin al mismo tiempo que el verano, nos hizo pensar a todos que dejábamos atrás el espectro de la inflación. La producción en las economías emergentes, fundamentalmente los BRIC, crecía a tal ritmo que parecían insaciables en su demanda de materias necesarias para su crecimiento. Como un gran bebé hambriento, engullían grandes cantidades de metales, energía, alimentos y otras materias básicas necesarias para saciar su creciente maquinaria productiva. La natural tendencia humana a desear que la prosperidad dure, e incluso aumente, nos hizo despreciar la variable de la demanda en la ecuación. Pero la realidad mostró que la producción masiva de los emergentes dependía en gran medida del índice de consumo en los países desarrollados, que ha disminuido de forma notable en las circunstancias actuales.