«La economía siempre acaba vengándose», afirmó Raymond Barre, antiguo primer ministro francés, cuando evocaba en sus memorias1 el efecto de las decisiones políticas en la vida económica. ¿Podría extrapolarse esta afirmación del siglo pasado a los esfuerzos que llevan realizando los bancos centrales desde hace 10 años?
La crisis financiera se extiende a la economía real, el precio de los activos está muy rebajado, las sensaciones son extremadamente negativas: ¡el templo de las oportunidades está abierto de par en par!» Claro, podría decirse que resulta fácil retomar, tras nueve años de repunte, el gran optimismo de nuestro comentario de noviembre de 2008. De hecho, esto reviste cierta facilidad, ya que la profecía ha terminado materializándose, y ahora resulta muy tentador olvidar lo largo y sinuoso que fue el camino.
Al por entonces candidato Donald Trump no le gustaban los bancos ni los mercados. En su opinión, la subida de los índices bursátiles en 2016 solo resultó ser una «burbuja grande, oronda y fea».
El apetito de los inversores por la renta fija se mantiene insaciable y el volumen de las últimas emisiones resulta impresionante.
Si no se hubiera producido ningún repunte en la víspera de la votación, habríamos estado, sin duda alguna, mejor preparados para encajar el golpe.
En la lista de las frases fetiche de los participantes del mercado hay como mínimo dos dedicadas a las estadísticas: la sempiterna «Las cifras son mejores de lo previsto» y su equivalente negativo «Las cifras son inferiores a lo previsto».
Una vez más, las cifras publicadas por APPLE recientemente han sido de vértigo: 51.500 millones de dólares de ventas en el trimestre, 48 millones de iPhone vendidos en el periodo, un nivel de margen del 40% único en el sector y prácticamente sin impuestos.
Si bien a Mark Twain se le conoce generalmente por sus relatos de aventura, los inversores bursátiles también recuerdan su famoso proverbio: «El mes de octubre es un mes especialmente peligroso para especular en bolsa. Pero también hay otros: julio, enero, septiembre, abril, noviembre, mayo, marzo, junio, diciembre, agosto y febrero».
Aunque los informes anuales de las empresas son un tanto aburridos, siempre resulta un placer leer, a principios de marzo, la Carta para los accionistas de Berkshire Hathaway, escrita por el avispado y todavía vivo Warren Buffett (nacido el 30 de agosto de 1930). Un placer que conviene compartir sin moderación.
“Y aún, Señor Mariscal, solo está viendo la superficie“. Esta fue la respuesta del Prefecto al Conde Mac Mahon durante las terribles inundaciones del Garona de 1875.