Es un fenómeno sobradamente estudiado en la psicología de los mercados. Lo que quería comentar en este post es la importancia que tiene el momento en el que uno compra o vende un valor. ¿En qué momento del día, de la semana o del mes hay que comprar o vender una acción? Muchas veces se resuelve esta cuestión contestando que depende del precio. Lo ideal es comprar en mínimos y vender en máximos. Ya… pero cuando uno compra o vende a un determinado precio uno no sabe a priori si es el máximo o el mínimo del día, de la semana, etc.
En realidad el momento en el que uno compra o vende tiene mucha más importancia de la que parece a primera vista, por lo menos para mi. Primero por una cuestión de lógica. Si uno tiene un sistema con precios diarios, el dato más importante debe necesariamente ser el cierre del día (si es un sistema semanal, será el cierre semanal). Si hay un dato que nos da más información que cualquier otro (que la apertura, que el máximo o que el mínimo) ese es el cierre. Nos indica quién ha resultado ganador de la batalla que se ha librado entre alcistas y bajistas en el periodo temporal que estamos analizando.
Pero eso tiene una consecuencia importante a la hora de operar. Si uno tiene un sistema basado en precios diarios, tendrá que esperar al final del día para tomar cualquier tipo de decisión. Si mi ejemplo os sirve de algo, yo suelo esperar hasta la última media hora antes de comprar o vender (siempre que se esté a punto de generar una señal evidentemente). Muchas veces estamos tentados de tomar decisiones lo más rápidamente posible y de un gráfico diario pasamos a un gráfico horario o de 5 minutos.
El segundo aspecto que hace que sea importante saber a priori cuando vamos a operar es que, de esa forma, nos autoimponemos disciplina y hasta eliminamos emociones a nuestro trading. Pasar muchas horas delante de la pantalla y operar muchas veces al día no garantiza obtener mejores resultados, por lo menos para la mayoría de especuladores.