Aunque Japón y Corea del Sur siguen siendo aliados más que potentes, económicamente hablando, para Estados Unidos, la primera potencia mundial sigue buscando a todos y cada uno de los países con los que pueda hacer frente en materia económica en general y en especial, en la tecnológica a China, especialmente en Asia
Pero no solo eso, porque la potencialidad (y realidad) de La India, un gigante nuclear que se enfrenta también a Estados Unidos, ha hecho reunir, a la Administración Biden, a todos aquellos aliados que pueda en la zona del Indo-Pacífico.
Y con el paso del tiempo eso está pasando con Vietnam, otrora archienemigo desde las escaramuzas que empezaron a mediados de los 50 hasta la guerra de guerrillas que pudo con la gran potencia allá por los 70 y que hemos vista inmortalizada de numerosas formas en la gran pantalla, aunque todas con un objetivo común: la salida en falso de un conflicto bélico que no podía ganar y las consecuencias futuras del mismo.
Pero tal y como ocurriera en Europa con Alemania, desde la SGM de Hitler, hasta su momento actual como motor económico de Europa, las ‘paces’ llegaban el verano pasado tras la cumbre del G20 en la India, con visita de estado del presidente Biden a Hanoi que selló el principio de una amistad…económica que ahora está viendo sus frutos.
Hablamos de una ‘asociación estratégica integral’ que pasa especialmente por los acuerdos sobre semiconductores, pero también en materia de tierras raras, los minerales tecnológicos en los que China no tiene parangón, pero en el que Vietnam, se coloca como número dos en reservas mundiales.
Y se trata de un viaje de ida y vuelta, porque desde Hanoi se acaba de pedir a EEUU que cambie sus reglas antidumping y las acerque a los niveles de la Unión Europea, y que sea además quien lo haga, la administración actual, porque de llegar Trump a la presidencia, es posible que no pacte con el partido comunista de Vietnam.
De momento, el país sigue calificado como una economía sin mercado, ante el más que posible monopolio sobre el comercio, tal y como pasa con otros 12 países, entre los que se encuentran China y también Rusia.
Y el paso ya está dado, en especial por su cada vez más estrecha relación en materia tecnológica. Tras las conversaciones entre ambas potencias el pasado año, gigantes como Alphabet-A y Microsoft también se han acercado a Hanoi.
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Pero la nueva tanda de encuentros ya se está produciendo, repitiendo Alphabet-A a los que suman compañías como Intel o Boeing Co entre otras. Y estos contactos se unen al estrechamiento de lazos, con más presencia corporativa en Vietnam de compañías como Apple, Dell Technologies-V o de Google, que, como decimos ya abrió la veda el pasado año, mientras la guerra tech entre EEUU y China se fortalece.
Financial Times destaca algunos de los acuerdos firmados que pasan por la compra de Vietnam Airlines de 50 aviones a Boeing, modelo 737 Max, los proyectos de IA, inteligencia artificial, en los que se ven inmersos Nvidia y Microsoft y la puesta en marcha de centros de diseño de semiconductores por parte de compañías como California Synopsys y Marvell en Ho Chi Minh.
Y esto solo es el principio, porque este será el sector en el que más eleven su cooperación económica Washington y Hanoi. Proyectos como la fábrica Amkor para ensamblar chips en Hanoi por valor de 1.600 millones de dólares, o la colaboración entre la vietnamita AMI AC Renewables y Honeywell embarcadas en un proyecto piloto de desarrollo del primero sistema de almacenamiento de energía en baterías que pondrá en marcha Vietnam.
De momento la bolsa vietnamita con su Ho Chi Minh, como no podía ser de otra manera su denominación, no deja de ser un índice local pero que ha ganado más de un 12% en tasa interanual en el último ejercicio.
La colaboración corporativa entre ambos países no ha hecho nada más que empezar. De momento, entre sus objetivos Vietnam se ha fijado convertirse en un país industrializado con industrias altamente competitivas y colocarse entre los quince principales exportadores del mundo para finales de 2030.
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