A pesar de los desafíos, la relación entre España y Siria se ha basado tradicionalmente en el comercio, con un enfoque en productos específicos, inversiones limitadas y una colaboración condicionada por las circunstancias políticas globales donde, cómo no, el régimen de Bashar al Asad ha tenido siempre la última palabra.
Las bases de la relación económica entre España y Siria
Durante décadas, las relaciones económicas entre España y Siria se centraron principalmente en el intercambio comercial. Antes del inicio de la guerra civil en 2011, Siria era un mercado emergente con un potencial significativo en sectores como la agricultura, la industria textil y el petróleo, siendo estas áreas fundamentales para su economía.
España, por su parte, veía en Siria una oportunidad para exportar bienes manufacturados, tecnología agrícola y productos relacionados con el sector alimentario.
De hecho, según datos oficiales en 2010, las exportaciones españolas hacia Siria alcanzaron su punto más alto, con un valor aproximado de 215 millones de euros, mientras que las importaciones desde Siria rondaban los 58 millones de euros. Estos datos reflejaban un saldo comercial positivo para España.
Los productos más destacados en este intercambio incluían por parte de las empresas españolas exportadoras, maquinaria, vehículos, productos químicos, farmacéuticos y bienes de consumo. Por su lado, España importaba desde Siria productos agrícolas, principalmente frutas, verduras, algodón y materias primas como aceite de oliva.
Este flujo comercial reflejaba una complementariedad entre ambas economías: Siria exportaba bienes primarios, mientras que España ofrecía productos industriales y tecnología.
Sin embargo, el inicio del conflicto en Siria en 2011 transformó radicalmente la relación económica entre los dos países. La guerra civil provocó una devastación económica y social, con la destrucción de infraestructuras críticas, la interrupción del comercio y el desplome de las inversiones extranjeras en Siria. La Unión Europea, incluida España, implementó sanciones económicas como respuesta a la situación política, lo que afectó severamente las relaciones comerciales.
Entre las sanciones impuestas se incluyeron la prohibición de importar petróleo sirio y derivados, una de las principales fuentes de ingresos del país. Restricciones a las inversiones en sectores clave, como energía e infraestructuras. Y el congelamiento de activos y restricciones financieras para individuos y entidades vinculadas al gobierno sirio.
Estas medidas limitaron la capacidad de España para continuar con su comercio habitual con Siria, y el intercambio bilateral se redujo drásticamente. Según datos del ICEX, las exportaciones españolas a Siria cayeron más del 80% desde el inicio del conflicto, pasando de los niveles de 2010 a cifras marginales en los años siguientes.
Por otro lado, la guerra generó una crisis humanitaria de enormes proporciones, lo que redirigió la atención de la comunidad internacional hacia la ayuda humanitaria. España, en coordinación con la Unión Europea y otras instituciones, ha participado en programas de asistencia destinados a aliviar el sufrimiento de la población siria a través de organizaciones no gubernamentales (ONG) y agencias internacionales.
Como miembro de la Unión Europea, la política exterior de España hacia Siria ha estado alineada con las directrices europeas. La UE ha condicionado el levantamiento de sanciones a un proceso de transición política en Siria, lo que ha mantenido las relaciones económicas en un estado de estancamiento.
¿Hay sectores de inversión atractivos en Siria?
Todo tendrá que ver cómo se desarrolle el país con la llegada del nuevo gobierno tras del derrocamiento del régimen de al Asad. La reconstrucción de Siria es un desafío complejo que requiere de importantes inversiones internacionales en sectores como infraestructuras, energía, salud y educación.
La pregunta es, ¿será esto posible con el nuevo gobierno? Las empresas españolas del sector de infraestructuras y construcción podrían desempeñar un papel clave en la rehabilitación de carreteras, puentes y edificios destruidos.
En el ámbito de las energías renovables, dada la necesidad de diversificar las fuentes de energía en Siria, las tecnologías españolas en energía solar y eólica podrían ser altamente demandadas.
Por otro lado, el renacimiento del sector agrícola sirio requerirá tecnología y maquinaria avanzada, donde España tiene una sólida oferta. Sin embargo, estas oportunidades están condicionadas a una resolución política del conflicto, la reconstrucción de las instituciones y la creación de un entorno seguro y estable para las inversiones extranjeras.
El futuro de esta relación dependerá de la capacidad de Siria para alcanzar la estabilidad política y de las oportunidades que puedan surgir en el proceso de su reconstrucción.