Según el último informe de la institución, publicado en marzo de 2025, los riesgos están presentes pero son manejables. La Fed reconoce que factores como la turbulencia política de la nueva administración Trump y las tensiones geopolíticas podrían afectar el crecimiento, aunque mantiene su pronóstico de una economía resiliente a corto y mediano plazo.
El diagnóstico de la Fed: desaceleración, pero no catástrofe
La Fed ha ajustado sus proyecciones de crecimiento para 2025, situándolas en torno al 2,1%, una cifra inferior a la de años anteriores pero que refleja una expansión sostenida. Jerome Powell, presidente de la institución, ha subrayado que, aunque algunos sectores muestran señales de debilidad, no hay indicios de una recesión profunda en el horizonte.
Uno de los puntos clave del informe es que el mercado laboral sigue siendo sólido, con una tasa de desempleo que se mantiene por debajo del 4%. Esto actúa como un colchón contra un deterioro abrupto del consumo, uno de los motores tradicionales de la economía estadounidense.
Inflación, ese fantasma que no termina de irse
Aunque la inflación ha bajado desde los máximos de 2022-2023, sigue por encima del objetivo del 2% que marca la Fed. Los precios de la energía y ciertos productos básicos no ceden con la velocidad esperada, lo que podría obligar a mantener tipos de interés altos durante más tiempo del previsto.
Esta situación afecta especialmente a las familias con menos recursos y a las pequeñas empresas, que enfrentan un coste crediticio más elevado. Sin embargo, la Fed insiste en que las medidas adoptadas están dando resultados y que la tendencia a la baja continuará, aunque de forma gradual.
Los factores de riesgo que podrían cambiar el escenario
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha generado volatilidad en los mercados, especialmente por sus posturas sobre comercio internacional y política fiscal. La Fed ha señalado que algunas de sus propuestas, como nuevos aranceles a las importaciones, podrían alterar las cadenas de suministro y encarecer bienes esenciales.
Además, el enfrentamiento entre el Ejecutivo y la Reserva Federal por el control de las políticas monetarias añade otra capa de complejidad. Si Trump presiona para recortar tipos de interés prematuramente, podría revivir presiones inflacionarias y desestabilizar la economía.
Deuda pública y burbujas especulativas
Otro tema que preocupa a los analistas es el nivel récord de deuda pública, que supera los 36 billones de dólares. Aunque Estados Unidos tiene margen de maniobra gracias al dólar como moneda global, un aumento abrupto en los rendimientos de los bonos podría elevar el coste del financiamiento y limitar el gasto en programas sociales e infraestructuras.
Por otro lado, sectores como el inmobiliario y la tecnología muestran señales de sobrevaloración, lo que aumenta el riesgo de correcciones bruscas en los mercados. La Fed monitorea estas situaciones, pero por ahora considera que no representan una amenaza sistémica.
Cómo está respondiendo la Fed a los desafíos
La institución ha dejado claro que no bajará los tipos de interés hasta tener certeza de que la inflación está controlada. Esta postura, aunque dolorosa para algunos sectores, busca evitar errores del pasado, cuando medidas demasiado laxas generaron burbujas difíciles de contener.
Al mismo tiempo, la Fed ha implementado programas para garantizar liquidez en el sistema bancario, especialmente después de la crisis de algunos bancos regionales en 2023. Estas acciones pretenden prevenir un efecto dominó que pudiera afectar a la economía real.
Dado el papel central del dólar, la Fed trabaja con otros bancos centrales para alinear políticas y evitar movimientos abruptos en los flujos de capital. Esta cooperación es clave en un contexto donde eventos geopolíticos, como conflictos en Oriente Medio o tensiones con China, pueden alterar los mercados en cuestión de horas.
Aunque el camino por delante está lleno de desafíos, el mensaje de la Fed es tranquilizador: la economía estadounidense tiene mecanismos de defensa suficientes para evitar un colapso. Lo que viene no será un periodo fácil, pero tampoco la tormenta perfecta que algunos auguran.