Arrancado el nuevo ejercicio, Donald Trump y sus políticas comerciales, fiscales y arancelarias serán uno de los principales focos del mercado. Y, pensando en el nuevo mandatario y sus normativas, los inversores siguen preguntándose si hay que sobreponderar más la renta variable americana frente a la europea, si el value tomará la alternativa al growth y si las pequeñas lo harán mejor que las grandes empresas en este recién estrenado 2025

De momento, en Estados Unidos, lo que estamos viendo es que cada vez hay una mayor concentración en índices tan relevantes como puede ser el S&P 500; de hecho, las mayores compañías de este índice suponen alrededor del 30%, las conocidas como 7 Magníficas. Pero hay mitos en cuanto a la concentración del S&P 500: la concentración no es solo de un grupo de compañías, sino también de una serie de industrias. Ahora bien, ¿qué sucede si todas las compañías tuviesen el mismo peso? Es decir, lo que se conoce como S&P Equal Weigth. Lógicamente tendría un rendimiento inferior en el corto plazo, pero no en el largo, donde se comporta mejor el equiponderado.

¿La traducción es esto? La diversificación vuelve a ser la clave. Es decir, hay que aprovechar los beneficios y las rentabilidades de las grandes compañías, pero sin olvidar que esto es una carrera de largo plazo. Por ello, no hay que invertir sólo en las grandes compañías americanas. Este mercado está plagado de empresas estupendas. Pero también el europeo...

Y es que, aunque hay consenso en que EE.UU. lo hará mejor que Europa en este 2025, no por eso debemos dejar de diversificar carteras e incluir RV europea de calidad. Es verdad que el Viejo Continente arranca 2025 con mayor debilidad y peores perspectivas que EE.UU. De hecho, el fantasma de la recesión sigue al acecho. Pero hay muchas oportunidades para salvar nuestra cartera ante una recesión en Europa. Está claro que nadie puede saber a ciencia cierta qué es lo que va a suceder en los próximos meses, pero hay que saber que los mercados reaccionan en el corto plazo a las previsiones que tienen a futuro y que ayudará un buen colchón de liquidez y los sectores con sesgo defensivo, en una cartera de inversión que esté integrada por una variedad de activos, con la mayor descorrelación posible.  

Además, no debemos obviar que las empresas de Europa cotizan con mayor descuento y están máss baratas, por lo que deben estar también representada en nuestras inversiones. Y una de las mejores formas de hacerlo es con fondos cotizados, ETF, posicionados en las compañías más rentables vía dividendos en Europa.

Por otro lado, el ciclo de bajada de los tipos de interés es algo que crea mucha controversia entre inversores y expertos. En la eurozona continuará y en Estados Unidos con la llegada de Donald Trump parece que hay más dudas. Teniendo en cuenta este parámetro, los inversores conservadores pueden encontrar estabilidad en los dividendos y los enfoques neutrales al mercado en renta variable, como la estrategias de retorno absoluto, mientras que perfiles moderados o agresivos podrían explorar sectores con mayor potencial de crecimiento, como las small caps o la deuda de alto rendimiento.

En cuanto a la renta fija, y teniendo en cuenta el escenario base de los analistas de bajadas de tipos de interés en EEUU y Europa para 2025, la parte larga de la curva parece mejor opción y más atractiva en la Eurozona que en EEUU"

Más allá de todo esto, otro mercado que se volverá imparable en 2025 es el de los activos alternativos, que no cesa de crecer tanto en volumen como en diversidad, de forma constante. Y es que, la estrategia de diversificación en productos es crucial y, aunque los activos alternativos como Private Equity o Venture Capital tienen algunos inconvenientes, como ciclos largos, cada vez más se están creando fondos secundarios e híbridos que acortan estos ciclos, haciéndolos más atractivos para el inversor institucional.

En este sentido, la industria del private equity ha evolucionado en los últimos años a través de distintas etapas, cada una caracterizada por diversas estrategias de creación de valor. La historia de esta transformación ha moldeado la forma en que los gestores de private equity desarrollan sus tesis de inversión y, en consecuencia, cómo se generan los retornos en la actualidad.

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