Lo primero que se debe hacer es no subestimar el horizonte temporal de sus activos. Muchas personas subestiman su esperanza de vida y como consecuencia, no planifican adecuadamente sus finanzas. Por ello, es importante contar con una estrategia de inversión sólida que proporcione estabilidad y cumpla con sus objetivos de ingresos a lo largo de su vida. Del mismo modo, también es importante contar con una planificación financiera.
Por otro lado, no se debe confundir las necesidades de rentas con las necesidades de flujo de efectivo. Estos dos conceptos no son lo mismo y, sin embargo, muchos inversores los confunden. Conocer las diferencias entre ambos es muy importante. Desde Fisher Investments España consideran que es un error determinar el nivel de flujo de efectivo únicamente de sus rentas y no tocar nunca el capital.
En tercer lugar, la ausencia de diversificación produce un riesgo excesivo, ya que la cartera se expone a una mayor volatilidad y puede aumentar pérdidas.
Factores como los sectores, los países, las divisas, las valoraciones y el tamaño deben tenerse en cuenta en una cartera debidamente diversificada. Sin embargo, frecuentemente, las carteras están sobreexpuestas a algunos factores de riesgo que no se previeron debidamente.
Limitarse únicamente a los mercados nacionales e ignorar los mercados internacionales es otro de los errores más comunes. Pensar que una cartera está correctamente diversificada simplemente porque se han elegido acciones de distintos sectores no es suficiente. Si se invierte únicamente en un país o región, se expone a un mayor riesgo debido a la limitación de su cartera.
En cambio, es fácil pasar por alto los indicadores fundamentales de oferta y demanda de valores. La oferta de acciones es relativamente estable a corto plazo porque a las empresas les lleva tiempo emitir nuevas emisiones de acciones. Por lo tanto, son principalmente los cambios en la demanda los que provocan, a corto plazo, los cambios en los precios de los mercados. Entender la relación que existe entre la oferta y la demanda es fundamental para elegir si se debe invertir o no en acciones.
Otro error es tomar una decisión de inversión basándose únicamente en la información pública. Los mercados descuentan eficientemente la información ya disponible, lo que significa que en cuanto una noticia llega al público, esto se ve reflejado en la cotización de la acción. Por lo cual, para obtener una rentabilidad superior, se debe interpretar la información pública de forma distinta del resto de los inversores. En otras palabras, se debe saber algo que las cotizaciones de las acciones aún no reflejen.
Asimismo, es normal que las emociones varíen al observar a diario la evolución al alza y a la baja de los mercados. Suelen entrar en juego una serie de predisposiciones cognitivas que nublan el juicio e impiden a las personas tomar decisiones racionales e imparciales. Por esa razón, es primordial crear un entorno de inversión libre de emoción basada en los datos y el análisis imparcial para tomar las decisiones adecuadas.
Por último, las comisiones. Las rentabilidades que llegan a obtener los inversores desaparecen a menudo por las comisiones que tienen que pagar. Por ello, es imprescindible determinar la forma en que los proveedores de servicios obtienen realmente sus comisiones para que la comisión fija por operación no dañe significativamente la rentabilidad.
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Apostar por inversiones basándose únicamente en la información de dominio público es un error muy común, pero ¿qué tipo de fuentes de información utilizan la mayoría de los inversores a la hora de sopesar sus inversiones? En cuanto una noticia llega al público general se verá reflejada en la cotización de la acción.Reciba sin coste nuestra guía y actualizaciones periódicas
Invertir en los mercados financieros implica un riesgo de pérdida, y no hay garantías de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. La rentabilidad pasada no garantiza ni indica los resultados futuros de manera fiable. El valor de las inversiones y los ingresos procedentes de ellas están sometidos a la fluctuación de los mercados financieros mundiales y de los tipos de cambio internacionales.
Fisher Investments España es el nombre comercial utilizado por la sucursal en España de Fisher Investments Ireland Limited, (“Fisher Investments España”). Fisher Investments España está inscrita con domicilio social en calle Junta de Castilla y León, 8, 28660 Boadilla del Monte (Madrid), con NIF W0074497I, inscrita en el Registro Mercantil de Madrid, en el tomo 39501, folio 110, inscripción 1, hoja M-701327, y en el Registro de la Comisión Nacional del Mercado de Valores de Empresas de Servicios de Inversión del Espacio Económico Europeo con Sucursal en España, con el número 126. Fisher Investments Ireland Limited y sus nombres comerciales están inscritos en el Registro Mercantil de Irlanda, Fisher Investments Europe y Fisher Investments España, con los números 623847, 629723, y 629724. Fisher Investments Europe es una empresa regulada por el Banco Central de Irlanda. La dirección registrada de Fisher Investments Europe es: 2nd Floor, 3 George's Dock, International Financial Services Centre, Dublin 1, D01 X5X0 Ireland.
El presente documento recoge la opinión general de Fisher Investments España y Fisher Investments Europe, y no debe ser considerado como un servicio de asesoramiento personalizado en materia de inversiones o fiscal, ni un reflejo de la rentabilidad de sus clientes. No existe garantía alguna de que Fisher Investments España o Fisher Investments Europe sigan sosteniendo estas opiniones, que pueden cambiar en cualquier momento a partir de nuevos datos, análisis o consideraciones. La información aquí contenida no pretende ser una recomendación o pronóstico de las condiciones del mercado. En su lugar, tiene por objeto esclarecer los aspectos tratados. Los mercados actuales y futuros pueden diferir ampliamente de los que se describen en este documento. Asimismo, no se garantiza la exactitud de ninguna de las hipótesis empleadas en los ejemplos contenidos en este documento.