Un wCBDC permitiría a bancos extranjeros mantener reservas en dólares tokenizadas, facilitando transacciones internacionales más eficientes y seguras. Esta digitalización podría reforzar la hegemonía del dólar al aumentar su accesibilidad y utilidad en el comercio global.

Además, la naturaleza programable de una moneda digital permitiría una mejor supervisión de las transacciones, fortaleciendo la capacidad de Estados Unidos para imponer sanciones y combatir la financiación del terrorismo.

También podría facilitar la emisión de deuda del Tesoro al ampliar la base de inversores con acceso directo a activos en dólares digitales.

Vincent Arnold, investigador del Programa de Estabilidad Financiera de Yale, argumenta en una reciente entrevista para el The Financial Times que la creación de un wCBDC es una respuesta proactiva a los desafíos emergentes que enfrenta el dólar en el extranjero.

Aunque reconoce la utilidad de las stablecoins en el sistema financiero actual, Arnold sostiene que no pueden reemplazar completamente el dinero emitido por el banco central. Señala que, al igual que el mercado de eurodólares, el dinero creado privadamente puede complementar, pero no sustituir, al dinero oficial.

Cuestiones clave sobre el diseño y acceso

El diseño de un wCBDC implicaría decisiones críticas sobre quiénes tendrían acceso y cómo se gestionarían los riesgos asociados. Una propuesta es implementar un sistema de acceso escalonado, donde los bancos comerciales en países con sistemas financieros menos desarrollados o con regulaciones bancarias deficientes tendrían acceso limitado, mientras que instituciones en naciones con marcos regulatorios sólidos podrían disfrutar de mayor acceso.

La capacidad de programar tokens digitales permitiría establecer parámetros específicos, como restricciones para evitar transacciones con entidades en países sancionados, añadiendo una capa adicional de control y seguridad.

Es esencial la cooperación con autoridades monetarias extranjeras para supervisar y regular adecuadamente el uso del wCBDC. Dado que la Reserva Federal no supervisa directamente a los bancos offshore, esta colaboración sería vital para garantizar la estabilidad y prevenir actividades ilícitas.

Además, la implementación de un sistema de respaldo formal, posiblemente a través de líneas de swap o facilidades de recompra con bancos centrales extranjeros, sería necesaria para proporcionar liquidez en situaciones de emergencia, similar a las intervenciones que la Reserva Federal ha realizado en el pasado en el mercado de eurodólares.

¿Qué peligros potenciales podría tener?

A pesar de sus ventajas, la introducción de un wCBDC conlleva riesgos significativos. Uno de los principales es la posibilidad de flujos de capital volátiles, especialmente en mercados emergentes. La facilidad de conversión de monedas locales a dólares digitales podría desestabilizar economías si los ciudadanos migran masivamente hacia el dólar digital, debilitando las monedas nacionales y complicando la política monetaria local.

Además, al ofrecer un wCBDC, la Reserva Federal podría verse en la posición de prestamista de última instancia para una red global de instituciones financieras, ampliando su responsabilidad más allá del sistema bancario estadounidense. Esto podría generar tensiones políticas y financieras, especialmente si se requiere pagar intereses sobre las reservas mantenidas por entidades extranjeras.

La complejidad burocrática de gestionar un sistema tan amplio y diverso también es un desafío. La necesidad de una supervisión y regulación multinacional coordinada podría complicar la implementación y el mantenimiento de un wCBDC. Además, la remuneración de estas reservas digitales, en un contexto donde la Reserva Federal paga intereses sobre las reservas, podría generar debates sobre la equidad y la sostenibilidad de tales políticas.

El contexto geopolítico y la competencia internacional

La iniciativa de China con su yuan digital transfronterizo ya en marcha ha empujado a EEUU a  poner sobre la mesa el desarrollo de un wCBDC para no quedarse rezagado en la evolución de las monedas digitales internacionales.

La falta de acción podría erosionar la posición dominante del dólar en el sistema financiero global, especialmente si otras economías importantes adoptan y promueven sus propias monedas digitales.

A medida que el panorama financiero global continúa evolucionando, es imperativo para Estados Unidos que considere proactivamente tales innovaciones con el objetivo de mantener su tan abanderado liderazgo económico.