Con el corazón, la cabeza y la calculadora en la mano, no hay ahora mismo nadie que asegure cuál va a ser el nivel que alcance el euríbor a un año, el más utilizado para el establecimiento de las hipotecas a tipo variable en España, a finales del presente ejercicio.
Todo lo que podemos hacer son cábalas, proyecciones y horizontes con niveles a los que se puede aproximar el indicar de créditos hipotecarios que más se usa en nuestro país. Cerraba agosto ya claramente disparado, en el 1,249% para confirmar que se trata de su nivel más elevado, en su media mensual, desde mayo de 2012. Y lo peor no es que suba, lo que de facto encarece unas hipotecas en negativo durante los últimos años, sino que lo haga a una velocidad de crucero que multiplica el incremento a pagar en las revisiones de nuestros préstamos.
El dato de agosto lo dice todo. Una media de 1,249% frente al 0,498 del pasado año y el 0,992% en el que había cerrado julio. Cabe recordar que, en mayo, apenas alcanzaba una cota del 0,287%. Y todo ello se convierte en más dinero a pagar en las revisiones.
Lo peor son dos factores: por un lado, el incremento en nuestra cota mensual, en especial por venir de niveles negativos en todos los casos durante el pasado año y por el otro la progresión geométrica que está experimentando y que no dice que esto solo acaba de empezar.
En el primer caso, solo en agosto hablamos ya de una subida que la OCU cifra en unos 77 euros por cada 100.000 euros de capital pendiente de pago en nuestros préstamos, lo que se traduce en unos 925 euros anuales. Y eso se irá incrementando conforme se eleve el porcentaje que marque el euríbor de aquí a fin de año, en el que no se esperan grandes moderaciones, aunque como decimos es todo un misterio su evolución.
En el segundo, los expertos apuestan por un repunte ante las agresivas subidas de tipos que se esperan para controlar una inflación que no deja de subir por el crecimiento de los precios de las materias primas, aderezadas por el corte del gas ruso, que tensa más su coste en los mercados internacionales de commodities.
Así, desde Asufin proyectan que, a final de año, el euríbor se colocará en el 2,20%, lo que significa que el encarecimiento, por cada 100.000 euros en los que estemos endeudados significará un pago de 130 euros al mes, unos 1.500 más al año. Y proyectan una tendencia alcista que podría llevarnos al 3% anual en 2023, con encarecimientos anuales de 2.000 euros en cada ejercicio.
No tan alcista ven al euríbor desde iAhorro, para un indicador que señala Simone Colimbelli, su director de hipotecas que “no suele variar más de medio punto en todo el año”. Pero se trata de una situación anómala la que vivimos. De ahí que, a pesar de la dificultad del pronóstico, señalan que puede acabar en un 2% a final de año, aunque también por debajo, con una progresión más moderada del 1,6%.
Lo malo es que de momento la progresión geométrica se mantiene. Si atendemos a la evolución real en estos primeros días de septiembre, vemos que la cota ha llegado a tocar el 1,896 para después moderarse ligeramente. Aunque queda todo el mes por delante, el nivel de incremento, desde el 1,249 en el que cerró agosto, sigue siendo elevado.