No hace falta ser un gran economista ni tener información privilegiada para saber qué se cuece en la pequeña empresa: en primer lugar, va pilladísima de tesorería. Muy pocas tienen fondo de maniobra, que les permita afrontar un pago inesperado en el acto. Casi todas pagan después de cobrar.

Luego, no hace falta insistir en que facturan poquísimo, no crecen, tienen pocos empleados a los que pueden ofrecer sueldos pírricos y que el riesgo de cierre lo tienen sobre la cabeza, como espada de Damocles que les puede atravesar al menor zarandeo, llámese mínima caída de ventas, subida de costes energéticos, nuevos impuestos, etcétera. Para alegría de Monteros, Belarras y Afras Blanco de la vida, que detestan a las empresas privadas. "Si no pueden pagar, que chapen". 

Sabemos que la pyme es aproximadamente el 90% del número de empresas en España y que ofrecen más del 80% del empleo privado por cuenta ajena. Son, por tanto, la base de la economía española. Pero están absolutamente asfixiadas, enfermas de raquitismo. España no tiene prácticamente mediana empresa y la pequeña directamente tiene enanismo.

Ese es el pulso que cualquier persona un poco interesada en la economía y la empresa tiene, de manera inequívoca, sobre España, pero no lo digo yo: lo dice la patronal de la pequeña y mediana empresa, Cepyme, que ha publicado un interesante informe de situación empresarial de la pyme española frente a las de Europa.

Por resumir:

  • La pyme española tiene menos de 5 trabajadores de media. (El jefe, Peláez el gerente, y dos vendedores/camareros; esa es la estructura).
  • Las micro empresas pagan un 26% menos. (Es decir, son chiringuitos, pero a secas, sin estar regados con dinero público).
  • La patronal implora que “cese la implementación de medidas laborales que generan incertidumbre”. (Cuando no es Yolanda Díaz en modo ‘cosas chulísimas’, llegan las subidas de cotizaciones; esas, que no falten nunca).
  • Pide un marco laboral “que facilite el crecimiento”. (Pobres, casi dan ganas de compadecerles, eso no puede estar más fuera de las mesas de debate político).

En fin… el informe tiene mucho jugo y refleja cómo está la empresa española. Destrozada y asfixiada por la fiscalidad y la burocracia, que esa es otra: según el Instituto Juan de Mariana, en los próximos años se van a perder 100.000 empleos, sólo por la ineficacia de la administración.

Puede decirse que fuera del Ibex no hay calidad de vida laboral, aunque ya hemos dicho que el Ibex, ni muchísimo menos está para tirar cohetes. Hace tiempo que la punta de lanza de nuestro tejido empresarial está más en la reducción de costes y el aligeramiento de plantillas que otra cosa.

Antes era por una cuestión de esnobismo. Aun recuerdo cuando Francisco González dijo que no quería a nadie en BBVA con más de 50 años (excepto él, claro). Pero la era de las corporaciones con decenas de miles de empleados con grandes condiciones sociales ha llegado a su final: aguantarán las que quedan y poco más. Las Ibex tienen sus márgenes ajustados, a pesar de que los indocumentados políticos denuncien que ganan demasiado.

Lo que hacen nuestros politicastros es expulsarlos del país, por sus medidas anti market, que ya han hecho irse del mercado a Ferrovial o a Corporación Financiera Alba.

Por desgracia, tenemos un país de funcionarios, en el que 5 millones de opositores aspiran, como gran plan de vida a “sacar la plaza” en la administración. Y nada más. Eso es un país con encefalograma plano.

Ojalá volvieran los tiempos en los que la verdadera ganancia para el empleado estaba en la empresa pequeña, que era la que pagaba mejor, porque obligaba a asumir más riesgos. Luego, la Ibex y gran corporación estaba en un segundo rango de salario, porque ofrecía seguridad a cambio de un menor sueldo. Y, por último, la administración. A principios de este siglo, ser funcionario era señal de ser un loser. Hoy, es un triunfo.

Esa foto fija nos lleva al abismo, en el que ya están tantos millones de empleados de la pyme, que tiemblan ante una simple llamada al despacho del jefe, ya que saben que eso encierra seguramente el despido o el cierre. De la noche a la mañana. Trabajar en pymes significa durar muy poco tiempo en los sitios. Claro que siempre queda la ‘solución Yolanda’: prohibir el despido.