El precio del barril de crudo en los mercados internacionales se mueve entre dos frentes bien determinados y contrarios. Por un lado, el revulsivo que ha sido para su precio, aunque limitado, el recorte decidido de oferta por parte de la OPEP+ en dos millones de barriles diarios desde noviembre próximo, que ha llevado al Brent a acercarse a los 100 dólares por barril, un precio que no visita desde el pasado mes de julio.
Por el otro nos encontramos en territorio en el que la recesión es el amo y señor de los mercados, tensionando la deuda, el VIX y las rentas variables globales que han llevado estos días a marcar en el Nasdaq su mínimo de los dos últimos años. De ahí las caídas de mitad de semana, importantes al calor, por ejemplo, de las previsiones del FMI que, en su reunión anual de Washington reverdece la sombra de un nimio crecimiento global, que llevará aparejado, en 2023 recesión técnica trimestral en muchos países, todavía, además, con inflación elevada. Y aderezada por el dato más actual y negativo: la inflación mayorista en EEUU que remonta 4 décimas en septiembre ante la persistencia de lo elevado de los precios y después la minorista, que preocupa en el subyacente decantando a la baja al mercado.
Esos dos mundos los ha vivido el crudo en su cotización estos últimos días comprobamos las caídas de las últimas cinco sesiones para el petróleo Brent, que se elevan hasta un 2,5%, las ganancias de un 1,88% en el mes, mientras que, en el trimestre, los recortes ascienden a un 7,2%. En el año, mantienen ganancias del 18,8%.
El último informe de la Agencia Internacional de la Energía que conocíamos ayer, recordemos el brazo de la OCDE y por tanto de los consumidores, rebaja las expectativas de crecimiento de la demanda y da un toque de atención a la OPEP indicando que, sus recortes de producción pueden encaminar globalmente a la recesión.
Sus estimaciones colocan en este 2022 el crecimiento de la demanda hasta los 1,9 millones de barriles diarios, 60.000 menos que en su último informe. Ya en el caso de 2023, hablamos de 1,7 millones, con recorte de 470.000 barriles.
La decisión de la OPEP+ también ha abierto una gran brecha política entre Estados Unidos y Arabia Saudí. Dice el presiente americano que Arabia Saudí pagará las “consecuencias” de ese recorte anunciado, mientras el primer consumidor del mundo sigue liberando sus reservas para evitar subidas de precio, en un mercado, que ahora con más producción, podría implosionar elevando el coste energético.
Algo que le está costando mucha popularidad por el camino. Y que tiene una segunda lectura con el apoyo de nuevos ingresos para Rusia, en un nuevo salvavidas ante las sanciones de Occidente y la mala deriva de su emprendida guerra contra Ucrania.
Desde Arabia Saudí, ante una posible revisión de sus relaciones indicaba que la decisión de la OPEP+ es puramente económica y unánime entre sus miembros, mientras advertía veladamente que la cooperación militar entre ambos, en especial por la fuerte carga de venta de armas a Riad, sirve a los intereses de ambos países.
Como consecuencia de todo ello, la expectativa de un barril a 100 dólares, a pesar de los vientos de recesión, parece que ahora queda en segundo plano y que las firmas se apresuran a elevar esos niveles, mientras que los futuros con vencimiento en 2023 incrementan su precio. También otros factores, como la investigación de las autoridades polacas de la fuga del oleoducto que transporta crudo de Rusia a Alemania, el de Druzba, que cambiaba el sesgo del petróleo de negativo a positivo el pasado miércoles y que borraba dos días de caídas en el mercado, para luego borrarse de nuevo a negativo a cuenta de la inflación mayorista americana.
De hecho, desde UBS consideran que el precio del crudo podría elevarse hasta los 125 dólares el barril si Rusia reacciona al tope del precio del petróleo que pretenden implantar los 7 países más ricos del mundo, algo que endurecería mucho más el mercado.
Mientras desde Goldman Sachs también han actualizado, tras el movimiento de la OPEP sus expectativas de precios respecto del crudo. En el caso del tipo Brent, el barril del mar del Norte, eleva su estimación para el cuarto trimestre de 2022 hasta los 110 dólares, lo que llevaría a un precio potencial de 104 dólares para todo el ejercicio, desde los 99 anteriores.
En el caso de 2023, su estimación va todavía más allá incluso para el primer trimestre del año, al colocarlo en 115 dólares, 10 dólares por encima de su previsión anterior. El banco de inversión considera, además que para todo el próximo ejercicio su expectativa de precio bajará hasta los 108 dólares desde los 110 dólares anteriores.