El Oro recurrente como refugio de la inflación no es ni de lejos suficiente en el actual momento de mercado que vivimos. Y aunque la aversión al riesgo sigue siendo elevada, con volatilidad altamente creciente incluso en la renta variable, el metal precioso no se recupera y ha entrado en una ligera vorágine bajista cada vez más cerca de la cota de los 1.800 dólares.
Momentos en los que ha marcado esta misma semana su mínimo de tres meses, coincidiendo además con la recuperación vista por las bolsas mundiales el pasado martes, a cuenta de China y la posibilidad de que Shanghái salga pronto del confinamiento, los buenos datos de ventas minoristas en Estados Unidos, con avances de 9 décimas en abril, que elevaron la cotización del dólar en perjuicio del oro. Y a esto se unen las declaraciones levemente positivas de Jerome Powell, el presidente de la FED.
Todo ello aleja al metal precioso de sus máximos en los 2.067 dólares la onza del 6 de agosto de 2020 del que ya le separa un recorrido a la baja del 10,5%. Así en su gráfica de cotización vemos que sube un 1,17% en los últimos días cotizados, baja un 5,6% en el mes, en el trimestre recorta un 3,2% y, en lo que llevamos de año, apenas avanza un 0,60%.
Pero hay que recordar las rentabilidades de los bonos en ese momento, como el 10 años americano que apenas cotizaba en un mínimo histórico del 0,5% frente a los niveles actuales que se elevan por encima del 2,90%. Pero ahora el efecto subida de tipos está en marcha, con un dólar fuerte.
Mientras desde RBC Capital Markets consideran, sin embargo, que el precio del oro se mantendrá en los niveles actuales durante un tiempo, porque hay factores que lo respaldan en medio de la incertidumbre generalizada como reserva de valor. Pero también destaca que, si los vientos en contra se reafirman, bajará su precio. Su escenario es que el oro se negocie en septiembre a un precio que ronde los 2.036 dólares la onza y que baje a finales de año a niveles de 1.986 dólares.
Durante el primer trimestre del año, según los datos del World Gold Council, la demanda mundial de oro se elevó un 34% interanual, gracias sobre todo a los sólidos fijos de los ETF, lo que refleja el papel del oro como inversión refugio en los mercados financieros.
En concreto, la demanda total del mercado alcanzó las 1234 toneladas métricas, la más alta desde el cuarto trimestre de 2018 y un 19 % por encima del promedio de cinco años de 1039 toneladas métricas. Y como señalábamos, el aumento general se atribuye a un aumento en las inversiones en oro en fondos cotizados en bolsa. La inversión global en ETF durante el primer trimestre de 2022 aumentó en 268,8 toneladas métricas, compensando las 170 toneladas métricas eliminadas durante el mismo trimestre de 2021.
El estratega de mercados, Ramón Bermejo, nos indicaba el pasado día 16 que el oro, en estrategia diaria “hemos perdido la línea de tendencia alcista de medio plazo, así como, el lado inferior del canal alcista. El mercado discurre dentro de un canal bajista de medio plazo, perdiendo el lado inferior podríamos ir a buscar el mínimo del hombro derecho de la figura de HCH invertido en 1.721,74 USD”.
Mientras en los indicadores premium que elabora Estrategias de Inversión vemos que el oro todavía alcanza una puntuación, en modo consolidación y con un punto a la baja, de 5,5 puntos totales de los 10 posibles para el valor en bolsa.
Con tendencia alcista a largo plazo, pero a la baja a medio plazo. También mixto el momento total, lento positivo y rápido negativo para el valor. A eso se suma un volumen decreciente a largo plazo, pero creciente a medio. Y completa el cuadro de indicadores un rango de amplitud creciente a medio plazo y decreciente a largo.