El índice de precios de consumo (IPC) de Estados Unidos aumentó hasta el 3,5% interanual en marzo, lo que supone un crecimiento de tres décimas con respecto a febrero, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales. Los economistas habían previsto una tasa del 3,4%.
La inflación subyacente, que excluye de su cálculo los precios de los alimentos y la energía por su mayor volatilidad, cerró el tercer mes de 2024 con un incremento del 3,8%, idéntica cifra que en el mes anterior y su menor marca desde finales de 2021. Sin embargo, los economistas habían anticipado un 3,7%.
Por su parte, los alimentos se encarecieron un 2,2% interanual, mientras que la energía fue en marzo un 2,1% más cara que doce meses antes.
Este incremento de la inflación plantea retos en la normalización de la política monetaria por parte de la Reserva Federal. El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) ha mantenido de momento los tipos de interés en un rango del 5,25% al 5,5%, señalando la incertidumbre en el horizonte económico.
“La desinflación está fuera y la inflación está dentro del informe del IPC de hoy”, explica Karen Manna, gestora de cartera de Federated Hermes. “Las previsiones de flexibilización de la Reserva Federal este año se reevaluarán aún más a la baja”. Los datos sobre operaciones de futuros de fondos federales sugieren una probabilidad de casi el 80% de que el banco central mantenga sus tipos de interés estables en junio, según la herramienta CME FedWatch. La apuesta de una rebaja de 25 puntos, que era mayoritaria hasta antes del dato de inflación, baja a apenas un 20,7%.