A nuestro juicio, tiene más sentido atenerse a un cálculo del mercado adecuadamente diversificado. En el sector nos referimos a esto como seleccionar un índice de referencia apropiado: sea de renta variable o renta fija –o una combinación de ambos–, lo utilizará como herramienta comparativa y, si lo hace correctamente, le ayudará a desenvolverse mejor en los mercados en su camino hacia la consecución de sus objetivos de inversión. A continuación, le explicamos cómo.
Un índice de referencia es un indicador de inversiones compuesto por clases de activos como renta variable, renta fija u otros que puede someter a seguimiento. Ofrece un marco de trabajo a partir del cual construir su cartera, gestionar el riesgo y consultar la rentabilidad. Asimismo, le sirve de guía y punto de partida para cosechar resultados realistas según evolucionen las condiciones del mercado, lo que contribuye a generar sus expectativas.
Pero no todos los índices cumplen estas funciones. En nuestra opinión, es importante que, ante todo, su índice de referencia esté en sintonía con su asignación de activos –la combinación de acciones, bonos y otros activos de la cartera–, directamente relacionada, a su vez, con sus objetivos de inversión personales. Dicha distribución debe reflejar la rentabilidad que usted necesita para alcanzarlos y su grado de tolerancia a los riesgos asociados. Por tanto, su índice de referencia debería replicar la composición de su cartera.
Por ejemplo, si ha invertido en renta fija, no debería escoger un índice que únicamente contenga renta variable, sería como comparar peras con manzanas. Más adecuado sería, bajo nuestro punto de vista, conjugar índices de renta variable y de renta fija atendiendo a la proporción de cada una en la cartera.
En términos generales, la elección de índices de mercado generales y diversificados a escala mundial es una decisión sensata para muchos inversores a largo plazo orientados al crecimiento, ya que no están demasiado concentrados en un único país, sector o empresa, mitigando así los considerables riesgos de invertir solo en una parte del mercado. A muchos les cuesta adoptar una perspectiva global, sobre todo porque, según nuestra experiencia, tienden a favorecer a sus países. Sin embargo, los mercados bursátiles nacionales a menudo mantienen un elevado sesgo hacia unos pocos sectores o incluso empresas concretas que acarrea un riesgo de concentración.
Este es el caso de muchas bolsas europeas. En Noruega, por ejemplo, 5 de los 11 sectores de renta variable –energía, finanzas, bienes de consumo básico, servicios de comunicación y materiales– acaparan todo el mercado[i]; en Dinamarca una sola empresa de atención sanitaria representa casi el 40% de la capitalización bursátil[ii]. Incluso los países más grandes se concentran enormemente en áreas relativamente pequeñas; en la mayor economía de Europa, Alemania, la participación de los sectores del automóvil, química y seguros supera con creces su peso en los mercados mundiales[iii].
Cuando estos consiguen buenos resultados, el parqué alemán seguramente despuntará frente a otros más diversificados y parecerá más interesante a ojos del inversor, pero ninguna categoría se sitúa a la vanguardia eternamente, el liderazgo suele rotar a lo largo del ciclo de mercado. Elegir un índice de referencia geográficamente diversificado y que no esté excesivamente concentrado en unos pocos sectores o empresas le brinda más oportunidades de diversificar con eficacia, con la ventaja que conlleva.
Por otra parte, también pensamos que algunos índices están mejor construidos que otros. Los índices ponderados por capitalización de mercado –donde se multiplica la cotización de las acciones por el número de títulos en circulación– reflejan el tamaño de las empresas, conque, en consecuencia, las más grandes ejercerán un mayor efecto en las oscilaciones del índice. Contrastan con los índices ponderados por precio, donde es la cotización la que determina su ponderación –por ejemplo, el Dow Jones Industrial Average de Estados Unidos o el Nikkei 225 de Japón–. Ese diseño no se sostiene, ya que ese dato per se no refleja el valor real de mercado de la empresa.
Además de su construcción y composición, asegúrese de que el índice cuenta con un historial lo suficientemente largo como para que pueda hacerse una idea de su rentabilidad en diferentes ciclos de mercado. Ahora bien, esto no le dirá qué le depara el futuro, como ningún análisis retrospectivo, pero le dará una base fiable a partir de la cual podrá fijar expectativas.
Cuando tenga el índice de referencia, analice sus componentes: serán una guía para posicionar su cartera, qué zonas geográficas y sectores incorporar y en qué cantidad. Sus inversiones no han de coincidir exactamente con las del índice, si bien consideramos que esto debe ser intencionado. Por ejemplo, si confía en que las acciones financieras lideren las rentabilidades en el futuro y su referencia es el MSCI World, cuya ponderación de ese sector es del del 16%[iv], podría aumentar sus posiciones hasta alrededor del 20% o 21%. Así puede dimensionar adecuadamente esas oportunidades sin asumir demasiado riesgo, ¡por si acaso se equivoca!
A continuación, puede medir la diferencia de rentabilidades y estimar el efecto positivo –o negativo– de dicha decisión. Muchos gestores de activos profesionales trabajan de esta forma, la cual juzgamos más realista y fundamentada a la hora de acercarse a los mercados y evaluar los rendimientos que la mera observación de las cifras de forma aislada.
El análisis comparativo le ofrece un método más claro para ver dónde está tomando riesgos controlados, le sirve de hoja de ruta para alcanzar sus objetivos financieros a largo plazo y una vara de medir sus logros en el proceso de inversión.
Publicidad
Apostar por inversiones basándose únicamente en la información de dominio público es un error muy común, pero ¿qué tipo de fuentes de información utilizan la mayoría de los inversores a la hora de sopesar sus inversiones? En cuanto una noticia llega al público general se verá reflejada en la cotización de la acción. Si dispone de más de 350.000 reciba la guía y actualizaciones periódicas. Reciba sin coste nuestra guía y actualizaciones periódicas
Fisher Investments España es el nombre comercial utilizado por la sucursal en España de Fisher Investments Ireland Limited, (“Fisher Investments España”). Fisher Investments España está inscrita con domicilio social en calle Junta de Castilla y León, 8, 28660 Boadilla del Monte (Madrid), con NIF W0074497I, inscrita en el Registro Mercantil de Madrid, en el tomo 39501, folio 110, inscripción 1, hoja M-701327, y en el Registro de la Comisión Nacional del Mercado de Valores de Empresas de Servicios de Inversión del Espacio Económico Europeo con Sucursal en España, con el número 126. Fisher Investments Ireland Limited es una empresa privada de responsabilidad limitada registrada en Irlanda que también opera bajo la denominación Fisher Investments Europe (“Fisher Investments Europe”). Fisher Investments Ireland Limited y sus nombres comerciales están inscritos en el Registro Mercantil de Irlanda, Fisher Investments Europe y Fisher Investments España, con los números 623847, 629723, y 629724. Fisher Investments Europe es una empresa regulada por el Banco Central de Irlanda. La dirección registrada de Fisher Investments Europe es: 2nd Floor, 3 George’s Dock, International Financial Services Centre, Dublin 1, D01 X5X0 Ireland.
Fisher Investments Europe externaliza parcialmente aspectos de las funciones cotidianas de asesoramiento de inversión, compraventa de valores y gestión de carteras en sus empresas asociadas. En concreto, la elaboración de informes de idoneidad de inversión se lleva a cabo, en parte, a través de Fisher Investments Europe Limited, que opera bajo el nombre de Fisher Investments UK (“Fisher Investments UK”), y la toma de decisiones diaria sobre la estrategia de cartera a través de Fisher Asset Management, LLC, que opera bajo el nombre de (“Fisher Investments”). Tanto Fisher Investments Europe como Fisher Investments UK, Fisher Investments u otras filiales podrían llevar a cabo funciones de compraventa de valores.
Invertir en los mercados financieros implica un riesgo de pérdida, y no hay garantías de que todo o parte del capital invertido sea reembolsado. La rentabilidad pasada no garantiza ni indica los resultados futuros de manera fiable. El valor de las inversiones y los ingresos procedentes de ellas están sometidos a la fluctuación de los mercados financieros mundiales y de los tipos de cambio internacionales.
[i] Afirmación basada en el desglose sectorial del MSCI Noruega. Fuente: FactSet, a 12/11/2019.
[ii] Afirmación basada en el MSCI Dinamarca. Fuente: FactSet, a 12/11/2019.
[iii] Afirmación basada en la comparación de las ponderaciones por capitalización de mercado de los sectores de automóvil y componentes, química y seguros del MSCI Alemania y el MSCI World. Fuente: FactSet, a 8/11/2019.
[iv] Afirmación basada en las ponderaciones sectoriales del MSCI World a 12/11/2019. Fuente: FactSet, a 12/11/2019.