Las declaraciones de Trump, en las que erróneamente incluyó a España en el grupo BRICS y amenazó con imponer aranceles del 100% a productos españoles, han generado preocupación en diversos sectores económicos.
Aunque esta afirmación carece de fundamento, ya que España no forma parte de los BRICS, las posibles medidas arancelarias podrían tener implicaciones significativas para la economía española.
Impacto del comercio bilateral entre España y EEUU
La relación comercial entre España y Estados Unidos ha sido históricamente sólida. En los últimos años, las exportaciones españolas a EE. UU. han incluido productos clave como petróleo refinado, aceite de oliva, medicamentos y vino, mientras que las importaciones desde Estados Unidos han estado dominadas por gas, petróleo crudo, medicamentos y vehículos de motor.
Sin embargo, la balanza comercial sigue favoreciendo a Estados Unidos, lo que subraya la dependencia de España hacia este mercado, especialmente en sectores estratégicos que pueden verse afectados por cambios en las políticas comerciales estadounidenses.
¿Y si Trump decide aplicar aranceles y barreras comerciales?
¿Sufrirá España la ´ira arancelaria´ del nuevo presidente de EEUU? El impacto de esta posible imposición de aranceles se extendería, que duda cabe, a múltiples sectores.
En el sector agroalimentario, productos como el aceite de oliva y el vino podrían volverse menos competitivos en el mercado estadounidense debido al encarecimiento de precios.
La industria del calzado, con Alicante como uno de sus principales exponentes, también enfrentaría retos significativos si se endurecen las barreras comerciales. Asimismo, las semimanufacturas y los bienes de equipo, que incluyen productos químicos y bienes técnicos, podrían experimentar un descenso en sus exportaciones, afectando directamente a regiones como la Comunidad Valenciana, Madrid y el País Vasco.
La dependencia económica española no se limita a estos sectores, sino que también abarca el energético, con una parte considerable del gas y petróleo crudo proveniente de Estados Unidos, y la industria farmacéutica, que desempeña un papel fundamental en el comercio bilateral.
Entonces, ¿cómo reducir la dependencia económica?
Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea no son nuevas. Durante el primer mandato de Trump, las políticas proteccionistas impuestas afectaron significativamente a la economía europea. Aunque la administración Biden intentó fortalecer los lazos transatlánticos, el regreso de Trump al poder podría reavivar las fricciones comerciales.
La Unión Europea ha demostrado que está dispuesta a responder con medidas similares cuando se han impuesto restricciones comerciales, como en el caso de la aceituna negra española, evidenciando la volatilidad de estas relaciones.
Para mitigar los efectos de estas políticas proteccionistas, España podría adoptar varias estrategias. Explorar nuevas relaciones comerciales con otros países y regiones -como China- facilitaría la diversificación de mercados y reduciría los riesgos asociados a la dependencia del mercado estadounidense.
El fomento de la inversión en innovación permitiría mejorar la competitividad de los productos españoles, aumentando su atractivo en el mercado global y disminuyendo la necesidad de depender exclusivamente de las exportaciones a Estados Unidos.
Además, la firma de acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales podría brindar un respaldo adicional para asegurar mejores condiciones para las exportaciones españolas.
El impacto de la política comercial estadounidense en la economía española pone en evidencia una cosa: la interconexión del comercio global y la importancia de adaptarse a un entorno económico en constante evolución.
La dependencia de ciertos sectores respecto a Estados Unidos resalta la necesidad de un enfoque estratégico que permita mitigar los posibles riesgos y fortalecer la posición de España en la economía global.
Ante un panorama comercial donde las relaciones pueden verse afectadas por decisiones políticas, la capacidad de adaptación de los países será crucial en 2025 y en adelante para garantizar la estabilidad y el crecimiento económico a largo plazo.
Además, resulta esencial que España fortalezca su resiliencia económica mediante la diversificación de sus socios comerciales. La inversión en infraestructuras logísticas y el impulso a sectores emergentes como la digitalización y las energías renovables pueden posicionar a España en un escenario menos dependiente de las importaciones y exportaciones con Estados Unidos.
Eso sí, la cooperación con la Unión Europea y otros socios estratégicos juega un papel clave para asegurar una posición firme en el comercio global y minimizar los impactos negativos derivados de las decisiones políticas estadounidenses.