Creemos que el actual entorno de tipos de interés ha llegado para quedarse. La pandemia ha elevado aún más los niveles de deuda pública en Europa, lo que atenuará la función de respuesta del BCE a las presiones inflacionistas a corto plazo. Los bancos seguirán enfrentándose a cargos por su exceso de liquidez y verán limitada su capacidad de beneficiarse de la transformación de los vencimientos en un entorno de curva de rendimiento plana.
El BCE es consciente de los efectos secundarios negativos de una curva de rendimientos plana en los bancos, pero, aunque la rentabilidad bancaria no es uno de los objetivos de su política, la posibilidad de que la baja rentabilidad se convierta en un impedimento para la transmisión monetaria sí es preocupante.
Tras algunas dudas iniciales, algunos de los bancos más importantes de Europa han pasado a imponer comisiones a los grandes depositantes, incluidas instituciones y particulares con grandes patrimonios. Hasta hace muy poco, los clientes minoristas estaban protegidos de esta práctica, especialmente en las cuentas corrientes. Pero, animados por la financiación barata del TLTRO del BCE, que ha disminuido el valor de los depósitos, hay pruebas de que las comisiones de las cuentas corrientes de los particulares también han aumentado en los últimos dos años.
En Italia, el coste medio de una cuenta corriente en 2019 se situó en 88,5 euros, frente a los 86,9 euros de 2018 y los 79,4 euros de 2017. Los datos indican que el coste sigue aumentando.
En España, la práctica de ofrecer cuentas sin comisiones a los clientes que realizan transacciones sigue siendo una tendencia común de mercado, pero las cuentas sin comisiones
suelen tener costes superiores a 100 euros.
En Alemania, la mayoría de los bancos cobran a los clientes corporativos tipos negativos y cobran o están en proceso de introducir cargos por tipos negativos a los clientes individuales, aunque con umbrales de exención.
En Dinamarca, los clientes particulares se enfrentan a tipos de interés negativos desde finales de 2019, pero los umbrales de exención se han reducido recientemente hasta 100.000 coronas danesas (unos 13.500 euros).
Desde finales de 2020, el número de bancos que cobran explícitamente a los clientes particulares ha aumentado. Cobrar tipos negativos (o comisiones) a los clientes minoristas
presenta una serie de inconvenientes. Desde una perspectiva empresarial, los bancos tienen que equilibrar el coste inmediato del exceso de liquidez no deseado con el riesgo de perder clientes con mucha liquidez. Aunque esto puede no parecer una gran pérdida inmediata, privaría al banco de un potencial de ingresos, así como de una futura posibilidad de financiación, incluso en el contexto del cumplimiento normativo para el día en que las fuentes de financiación estables sean más escasas.
También llamamos la atención sobre el riesgo potencial de que los tipos negativos en los depósitos minoristas existentes sean cuestionados desde una perspectiva legal. Y no hay que olvidar que también existe un riesgo de reputación asociado a la decisión de imponer tipos negativos, especialmente para los primeros en adoptarlos.