Los últimos compases de 2012 tuvieron a IAG (con Vueling), Santander (absorción de Banesto) o Dermoestética (OPA de exclusión) como protagonistas. Diferentes motivos de forma individual pero, a nivel general, para “tratar de afrontar la consolidación de sus respectivos sectores, la difícil situación macro en España y el cierre del mercado de crédito”, reconoce Javier Flores, responsable de análisis de Asinver. En este escenario, es lógico que determinadas compañías busquen “la unión con otras más grandes que les ayude a impulsar su volumen de negocio y a crecer en el exterior”. 

Y a ello se une el hecho de que nos encontremos en una fase del ciclo en que el crecimiento orgánico será menor -lo que provocará la búsqueda de alternativas para seguir creciendo- como las fusiones y adquisiciones. Un dato, en EEUU la posición de caja de las empresas americanas se encuentra en máximos y, de media, un 27% por encima de la media de los últimos seis años. El informe de perspectivas de Inversis Banco reconoce que “el 73% de las operaciones han sido realizadas con caja”. Un efectivo que es utilizado para “recompra de acciones o incremento de dividendos, aprovechamiento de las oportunidades por el desapalancamiento de empresas europeas en activos no estratégicos o integración vertical/horizontal”, explica Inversis Banco.


Fuente: Inversis Banco.


Precisamente, Carlos Ladero, analista de Inversionesinteligentes.es reconoce que “muchos valores tienen todavía cajas e inversores insitucionales dentro, que tienen que liquidar sus posiciones y eso abre las puertas a operaciones de control sobre estos valores”. Y añade: el crédito sigue siendo caro y para crecer “se necesita un socio con capital y concentración. Un proceso que en toda crisis, se produce siempre a mitad de la misma”.


Fuente: Inversis Banco

Actualmente hay operaciones en situación de prospección, algunas del sector inmobiliario, e incluso por parte de grupos de extranjeros que ven la posibilidad de tomar posiciones en España a precios actuales y hacerse con activos en rentabilidad. Un pero: la resistencia de “los empresarios españoles a abrir su capital a inversores