Los inversores tendrán que navegar en un mundo fragmentado caracterizado por la ralentización del crecimiento, el aumento de la inflación y las crecientes divergencias entre regiones y sectores, en el que la dinámica de la combinación de políticas será crucial, según ha afirmado hoy Amundi en sus perspectivas de inversión para el segundo semestre del año.
En este panorama cada vez más complejo, en el que el comercio mundial ya no es el principal motor del crecimiento global, los inversores deben buscar resiliencia y tratar de aprovechar las oportunidades que puedan surgir de la desincronización de los ciclos económicos y de las trayectorias divergentes en la acomodación de las políticas fiscales y monetarias.
Aumentan los riesgos de estanflación
Los riesgos de estanflación parecen generalizados, con un crecimiento real por debajo de potencial y una inflación que sigue siendo persistentemente superior a los objetivos de los bancos centrales. Sin embargo, mientras que un aterrizaje suave es una posibilidad en EEUU, la zona euro parece mucho más frágil al soportar la peor parte de la subida de los precios de la energía, y el crecimiento del PIB de todo el año en China debería reducirse por debajo del 4% debido a las restricciones del Covid-19. En los mercados emergentes, los exportadores de materias primas, como Brasil, Sudáfrica e Indonesia, están preparados para salir ganadores, así como los países con mayor margen de maniobra político.
Es probable que la inflación haya tocado techo, pero las presiones sobre los precios deberían seguir manifestándose debido a los cuellos de botella en las cadenas de suministro, los elevados precios de la energía y los alimentos y el crecimiento de los salarios en Estados Unidos, lo que pondrá fin a la era de los tipos de interés ultrabajos e incluso negativos de la pasada década. Sin embargo, según Amundi, no se prevé una normalización total de las políticas monetarias, ya que los bancos centrales intentan equilibrar la necesidad de controlar la inflación desbocada con la de preservar el crecimiento, lo que hace que sea probable una "desatención benigna" de los bancos centrales hacia la inflación.
En este contexto, la dinámica de la combinación de políticas y la medida en la que los bancos centrales estén dispuestos a acometer estímulos fiscales adicionales en las distintas regiones será clave: mientras que EEUU casi no tiene margen de maniobra fiscal antes de las elecciones de mitad de mandato en noviembre, Amundi espera ver una acomodación específica en China.
Implicaciones para la inversión
En medio de una inflación más alta y una volatilidad elevada, un crecimiento más lento y reducción de la liquidez global, los inversores deberían seguir siendo cautelosos en cuanto a la asignación de riesgos y buscar resiliencia y fuentes de rendimientos reales positivos, según Amundi, al mismo tiempo que intentar beneficiarse de las discrepancias entre regiones y sectores a raíz de la desincronización de los ciclos económicos.
Tras la gran revisión de valoraciones de los activos en la primera mitad del año, el fuerte atractivo relativo de la renta variable frente a la renta fija se ha erosionado, lo que llama a una asignación más equilibrada. En la inversión en renta variable, el 'value', la calidad y los dividendos deberían ser una buena combinación, ya que los dividendos representan un componente estable de los rendimientos cuando la inflación es alta. La renta variable estadounidense parece más resiliente que la de la UE, a pesar de las elevadas valoraciones; mientras que la renta variable china, con la desaceleración económica y rebajas de beneficios ya descontadas, podría permitirse sorpresas positivas.
En cuanto a la renta fija, los inversores deberían adoptar una postura táctica más neutral en cuanto a duración y jugar las divergencias en las políticas monetarias, así como buscar valores ligados a la inflación y tipos flotantes para protegerse de la inflación. En el segmento de crédito, Amundi favorece la inversión en bonos en grado de inversión en mercados desarrollados y el ‘high yield’ -grado de especulación- en mercados emergentes.
Por último, una dinámica de correlaciones de activos cruzados más inestable en el contexto inflacionista exigirá a los inversores que busquen diversificación adicional en materias primas, estrategias de divisas, en particular las que favorecen divisas de países exportadores de materias primas, y estrategias alternativas con una baja correlación con la renta variable y la renta fija, como los activos reales. En ese segmento, Amundi se inclina por el sector inmobiliario y la deuda privada flotante.
"La era de los tipos de interés ultrabajos y negativos ha terminado. Esto seguirá depurando excesos en áreas del mercado impulsadas por la liquidez –SPACs (Special Purpose Acquisition Companies), criptodivisas, valores ultra growth- y reenfocará a los inversores en los fundamentales, el apalancamiento de las compañías y los beneficios. La incertidumbre sobre la evolución de la combinación de políticas y en el frente geopolítico seguirá manteniendo la volatilidad elevada en todos los ámbitos", comenta Vincent Mortier, director de Inversiones de Amundi.
Monica Defend, directora del Amundi Institute, añade que "en este complejo panorama, los inversores deben buscar resiliencia y oportunidades que puedan surgir debido a un ciclo económico desincronizado y a las diferentes trayectorias de acomodación fiscal y monetaria. La liquidez de las carteras ocupará un lugar destacado, ya que la liquidez global macro se irá reduciendo progresivamente".