Esta semana leía una interesante entrevista en Expansiónal director de inversiones de los grandes patrimonios de JP Morgan. Palabra de Dios, claro. En los últimos tiempos, mucha gente se ha enterado de que Blackrock es el gran inversor global y lo señalan con el dedo acusador por muchas cosas, pero me atrevo a decir que nada pasa en el mundo sin que JP Morgan esté enterado.. Y casi añadiría que nada ocurre sin su aprobación.
El experto decía que España está fuera del interés del inversor global, es decir, de los Blackrock, JP & company. Los que ponen el dinero de verdad. Más allá de Inditex, Santander, BBVA, Iberdrola y Telefónica, no hay voluntad de invertir en España.
Por muchos motivos, resumidos en dos: la inseguridad jurídica rampante y, consecuencia de ello, la caída del volumen de negocio en nuestros mercados, cuya falta de liquidez impide a los grandes inversores entrar. Un fondo mid o incluso small cap internacional necesita que una empresa mueva al menos un par de millones de euros al día, para que le aprueben sus auditores la inversión. La gran mayoría no mueve ni el 10%. Ferrovial no mentía cuando se marchó a Países Bajos y EE UU, buscando más profundidad de mercado.
Qué vamos a contar de la inseguridad. Todos los días se encuentra en la prensa nuevas genialidades de nuestros políticos, que modifican las reglas de juego, sobre todo en lo relativo a impuestos, pero también regulación.
Ha sido histórico el cambio en la remuneración a las renovables y de ahí hemos pasado a la Tasa Tobin (inventada), los impuestos (también inventados) a las fortunas, banca, energéticas o la ‘cuota de solidaridad’…
Me apetece hacer un pequeño inciso sobre este último impuesto, que ha entrado en vigor este año. Me imagino el argumentario del mismo en Hacienda. Debió ser no muy distinto a “necesitamos más pasta y no sabemos ya qué más inventarnos, así que ponme negro sobre blanco un impuesto by the face con apelación a la solidaridad”. Solidaridad a punta de pistola, evidentemente, y tintes de provisionalidad para algo que llega para quedarse. Desde luego, Feijóo no ha dicho ni por asomo que lo primero que hará al llegar será quitarlo. Porque no lo hará.
En fin, continuamos. Además de lo citado, está la prohibición de las pensiones privadas, de las sicav, el tope a alquileres, la penalización a las socimi… Ahora mismo, los socios de Gobierno están pidiendo la confiscación del 50% del dividendo de las Ibex, denunciando que “ganan demasiado”. También se está pidiendo mano dura contra los fondos de inversión, porque son “los principales enemigos de España” y se solicita por parte de la vicepresidenta, que tributen todos los años, abriendo un melón jamás visto como es el de la tributación por plusvalías latentes, no realizadas. ¿O quiere decir otra cosa?
¿Quién va a invertir en este país? Cada día aparece un festival nuevo en la prensa, como si nuestros prebostes estuvieran pensando en cómo meternos de nuevo la mano en el bolsillo. Esa sensación tenía, de nuevo, viendo otro artículo impactante: ya que empieza a ser imposible exprimir más las rentas del trabajo, se ponen en el punto de mira las de capital. El departamento de ideas geniales no cesa.
Que el dinero no entre en una economía es un drama para todos, no sólo para los accionistas e inversores. Que el Ibex sea el índice con más retraso entre los principales recoge a la perfección esa advertencia del director de inversiones de JP Morgan: sólo interesan unos cuantos blue chip y porque son colosos multinacionales. Son empresas atractivas porque no tienen 'riesgo España'.
¿Qué significa que no puedan financiarse las empresas domésticas en los mercados y que las salidas a Bolsa deban ser canceladas por falta de demanda? Que no habrá proyectos de crecimiento, de inversión y de empleo.
Un problemón que nos afecta a todos y cuya salida jamás puede ser poner las manos en el estado y que saque de esto a base de medidas “públicas”.
Hace muchos años, en tiempos de la crisis de deuda, recuerdo ir a un banco y hablar con uno director de inversiones. Se me quedó una frase que me dijo, tan obvia como impactante: “se está criticando mucho a los mercados, pero ¿quiénes son los mercados? Pues, simplemente, los que ponen la pasta”.