Echemos un vistazo a los niveles históricos recientes. En 2018, el diferencial del índice de bonos de mercados emergentes era de tan solo el 2,86% por encima de los bonos del Tesoro estadounidense, y hoy es de casi el 5%. En 2018, un bono medio de mercados emergentes a 10 años rendía en torno al 5,75%; hoy ese mismo bono rinde casi el 8,5%.
En este momento, varias razones destacan a favor de los mercados emergentes de larga duración como activo: la curva de rendimientos de EEUU. puede estar próxima a la normalización y actualmente los rendimientos de la deuda de los mercados emergentes son considerablemente superiores a sus mínimos de cinco años; además, el periodo posterior al máximo de los rendimientos en dólares estadounidenses ha sido históricamente muy bueno también para los rendimientos de los mercados emergentes. En general, una estrategia de deuda de mercados emergentes de mayor duración debería aprovechar estas oportunidades de mayor rentabilidad.
En la última década, el índice de referencia de mayor duración ha mostrado más del doble de volatilidad que el de menor duración. Pero, al mismo tiempo, una estrategia de mayor duración también tiene el potencial de ofrecer rendimientos mucho más elevados en determinados entornos de mercado. No obstante, se necesita un enfoque correcto para aprovechar al máximo este potencial.
¿Cómo se traduce concretamente este momento dulce de la deuda emergente a largo plazo en una cartera de inversión? Por ejemplo, los bonos corporativos y cuasi-soberanos que, en nuestra opinión, ofrecen más valor que las emisiones puramente gubernamentales. Ofrecen entre 100 y 200 puntos básicos de rendimiento adicional para vencimientos similares, a veces incluso más. Las empresas petroleras estatales de Indonesia, México y Colombia entran en esta categoría.
Desde el punto de vista de Aperture, creemos que no siempre es necesario comprar bonos de menor calificación para obtener mayores rendimientos. A menudo hay mejores situaciones de riesgo-recompensa, sólo hay que buscarlas.