Este análisis muestra que cuanto mayor es la capitalización de una empresa, mayor es la probabilidad de que sea firmante del Pacto Mundial de las Naciones Unidas (UNGC por sus siglas en inglés).
El pacto es una iniciativa voluntaria basada en el compromiso de los CEOs de aplicar los principios universales de sostenibilidad y tomar medidas para apoyar los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Mientras que el 81,3% de las empresas con una capitalización de mercado media superior a 19.000 millones de euros (índice MSCI EMU) son partidarias del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, sólo el 37,7% de las empresas con una capitalización de mercado media inferior a 1.500 millones de euros (índice MSCI Europe Small Cap) lo son.
Las empresas que se han adherido al UNGC están obligadas a presentar una Comunicación de Progreso (COP) anual, que es un informe medioambiental, social y de gobernanza. Este compromiso de responsabilidad y presentación de informes puede ser un obstáculo para la adhesión de las small caps, a pesar de que los diez principios del pacto que se centran en los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción suelen incorporarse a las prácticas nacionales y a las normativas europeas en las que operan las empresas de pequeña capitalización.
Esto demuestra lo difícil que puede ser para las small caps divulgar eficientemente los temas ESG, ya que sus niveles de ingresos anuales son normalmente de alrededor de 1.000 millones de euros y necesitan mantener un equilibrio entre las oportunidades de crecimiento, las inversiones en I+D, las mejoras de la rentabilidad y las publicaciones.
Se está revisando la normativa de la UE sobre información no financiera de 2014 (Directiva 2014/95/UE). Existe un fuerte apoyo al uso de una versión simplificada de la norma para las pymes, pero está por ver si esto resolverá los problemas de comparabilidad, fiabilidad y relevancia para el segmento de las small caps, que por definición es difícil de estandarizar porque es muy amplio y diverso en términos de sectores, temas y países.
Los presupuestos de sostenibilidad ofrecen mucho más margen de maniobra a las grandes empresas. Esto se debe por lo general a su mayor flexibilidad financiera. En diciembre de 2020, Nestlé publicó un plan detallado y con plazos definidos para reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 y alcanzar las emisiones netas cero para 2050.
El plan requiere una inversión total de 3.200 millones de francos suizos en los próximos cinco años. Como explica la compañía, estas inversiones serán neutras desde el punto de vista de los beneficios, ya que se financiarán principalmente a través de las eficiencias operativas y estructurales. Es difícil imaginar una inversión tan poco rentable en el segmento de small caps.
Una encuesta del Servicio de Investigación del Parlamento Europeo indica que el coste medio de la plena aplicación de una norma o marco inforamtivo no financiero es de 100.865 euros al año, y que el coste más elevado es de 493.000 euros al año cuando se aplica el Grupo de Trabajo sobre Información Financiera Relacionada con el Clima (TCFD) para mejorar y aumentar la información financiera relacionada con el clima.