Los inversores de bonos han seguido de cerca cómo se desarrollaban estos eventos, preguntándose qué pasaría con los bonos si las cosas fueran a más. Esta pregunta puede ser respondida mirando los movimientos de la renta fija de la semana pasada cuando el mercado se posicionó para un posible "Catalexit".
El lunes de la semana pasada, al día siguiente de la votación por la independencia, el rendimiento de los bonos españoles a 10 años se elevó 8 puntos básicos, alcanzando su máximo el miércoles, cuando llegó el 1,76%, un aumento total de 16bps respecto al cierre de la semana anterior. A pesar de que el sentimiento del mercado fue particularmente negativo a principios de la semana pasada, el Gobierno español decidió seguir adelante con la colocación de nuevos bonos a largo plazo.
Sorprendentemente, la emisión de nueva deuda fue bien recibida por el mercado. Los bonos españoles con vencimiento a 2029 se colocaron con un rendimiento del 1,867% y una demanda de 2,5 veces, mientras que los bonos españoles a 2022 se colocaron con un rendimiento del 0,53% y una demanda de 2,12 veces la oferta. Esta es una clara señal de que los inversores siguen siendo optimistas en España, independientemente de lo que está sucediendo en Cataluña, ya que creen que la región carece de lo que se requiere para ser independiente.
En situaciones extraordinarias como ésta, los rendimientos de la deuda subordinada normalmente muestran las mayores fluctuaciones. Sin embargo, si nos fijamos en las notas del Banco Santander y Bbva, los dos mayores bancos españoles por activos, podemos ver que sus rendimientos de deuda subordinada aumentaron entre 10bps y 20bps justo después de la votación de independencia, pero se redujeron rápidamente a medida que el riesgo disminuyó.
Los bonos subordinados de Caixabank y Banco Sabadell, que tienen una gran exposición a Cataluña, fueron los más golpeados y cerraron la semana pasada aproximadamente con 35-40 bps arriba, pero en los últimos días también empezaron a reducirse, a medida que la amenaza de independencia iniciada se desvanecerse.
A pesar de que ambos bancos tienen una gran exposición a la región, han pasado los últimos años tratando de mitigar el riesgo político a través de la expansión dentro del mercado interno español y también en el extranjero. En caso de que la situación se vaya de las manos, ahora están en condiciones de trasladar su sede legal de Cataluña a España. Esto pone el corazón mismo del movimiento de independencia de Cataluña bajo tensión, pues supone la pérdida de algunos de los mayores contribuyentes de la región.
En este contexto, el gran perdedor es en realidad Cataluña. Los rendimientos de los bonos de la Generalitat de Catalunya a 2020 aumentaron 90bps la semana pasada y ahora ofrecen + 320bps sobre la curva española. Esto es una clara señal de que, si Cataluña sale de España, los rendimientos sufrirían generalmente, pero serían las regiones más pequeñas las que pagarían el precio más alto.
Parece que los inversores no están tomando en serio las amenazas de Cataluña en este momento. Es ciertamente difícil de creer que una región tan pequeña tenga todos los requisitos para formar un aparato político capaz de llevar a cabo negociaciones de independencia tanto con España como con la UE. Y tal vez esto es lo que los separatistas necesitan saber: Cataluña sola contra el mundo no es creíble.