Jonsson trata de encontrar compañías multinacionales con una orientación al crecimiento, que se beneficien de la evolución de los patrones de comercio internacional. Esta podría parecer una labor titánica en una época en la que los confinamientos decretados a causa de la pandemia han paralizado casi por completo la economía mundial. ¿Cómo están afrontando las multinacionales una coyuntura comercial, económica y de mercado tan convulsa? Jody Jonsson da su opinión en la siguiente entrevista
¿Es capaz de encontrar oportunidades de inversión atractivas en un clima de perturbaciones comerciales sin precedentes como el observado este año?
Por supuesto. La clave está en recordar que el comercio internacional no solo consiste en trasladar bienes físicos de un lugar a otro. En la actualidad, son cada vez más las operaciones comerciales que se realizan online, a través de servicios y operaciones digitales que, en muchos casos, no se encuentran sujetos a restricciones fronterizas ni se ven obstaculizados por problemas con el transporte. Yo busco compañías multinacionales con una gestión adecuada, que puedan beneficiarse de los cambios en los patrones de comercio internacional y no solo del incremento de intercambios comerciales.
En la era de la COVID, se ha abierto una enorme brecha entre aquellas compañías que ya contaban con sólidas capacidades para el comercio electrónico internacional y aquellas incapaces de realizar su actividad online de manera ágil. Pese a que 2020 ha sido sin duda el año más difícil que he vivido en toda mi carrera profesional en el mundo de la inversión, también ha sido uno de los mejores años para las grandes multinacionales con modelos de negocio digitales eficientes, ya que, en muchos casos, su crecimiento se ha disparado durante la crisis.
Amazon, Alphabet, Facebook y Netflix son las marcas que la mayoría sitúa como líderes del sector digital, pero también están las compañías de pagos online, como PayPal, los proveedores de servicios de informática en la nube, como Microsoft, y los fabricantes de chips, como Taiwan Semiconductor, que han mostrado una increíble resistencia en una época de extrema volatilidad económica y de mercado. En concreto, considero que las compañías de pagos digitales representan una oportunidad interesante, ya que hemos observado un fuerte aumento de los pagos “sin contacto”.
En mi opinión, cuando la crisis haya terminado, habrá mucha más gente que optará por los pagos digitales y probablemente no sienta la necesidad de utilizar efectivo tanto como antes. Esta circunstancia favorecerá enormemente a compañías como PayPal, Mastercard, Visa y MercadoLibre, entre otras. Creo que, dentro de una década, lo normal será pagar por medios digitales y la gente nos mirará extrañada si intentamos pagar en efectivo.
¿Por qué resisten tan bien las multinacionales en épocas de incertidumbre?
En términos generales, yo diría que es porque las dirigen personas inteligentes, tenaces y con gran experiencia, que han salido airosas de todo tipo de entornos comerciales, tanto favorables como desfavorables.
En la mayor parte de los casos, se trata de compañías grandes, bien capitalizadas y curtidas en mil batallas, que son capaces de encontrar una forma de salir adelante independientemente de las dificultades que encuentren. Hay un motivo por el que las multinacionales han llegado a dominar la economía mundial. Creo que las compañías internacionales solventes saldrán de esta pandemia aún más reforzadas, sencillamente porque tienen mayor capacidad para capear el temporal. Nada de lo que hemos visto en la era COVID ha cambiado mi opinión al respecto.
¿Qué otras temáticas de inversión interesantes han surgido durante la pandemia?
Sin duda la asistencia sanitaria es un campo que está captando gran atención. Todas las miradas están puestas en las compañías farmacéuticas que trabajan en el desarrollo de una vacuna contra la COVID. No obstante, me parecen más interesantes las compañías proveedoras de equipos y suministros médicos, como Thermo Fisher. No podemos saber qué farmacéutica
será la primera en conseguir una vacuna segura y eficaz, pero sí sabemos que tendrán que comprar equipo especializado y suministros que facilitan entidades menos conocidas del sector sanitario.
En el sector minorista tradicional, que se ha visto muy golpeado en los últimos siete meses, existen sobradas evidencias de que las compañías consolidadas se están fortaleciendo aún más. Fijémonos, por ejemplo, en los minoristas estadounidenses Costco y Home Depot. Los minoristas considerados “esenciales” y con capacidad para hacer frente a una demanda disparada han sido capaces de aumentar su cuota de mercado. Cuanto más se prolonguen los confinamientos, mayor será el número de personas que se acostumbrará a comprar en esos lugares, y probablemente siga haciéndolo cuando se reabra por completo la economía. Nike es otra compañía que ha obtenido resultados tremendamente positivos, al introducir cambios radicales para vender más productos online. En resumen, la crisis de la COVID ha consolidado los modelos comerciales acertados.
¿Están las multinacionales dominantes en Estados Unidos?
No cabe duda de que en Estados Unidos hay muchas, pero los inversores que solo se fijen en este país se estarán haciendo un flaco favor. Es posible que los índices de renta variable europea, por ejemplo, hayan obtenido peores resultados que los mercados estadounidenses, pero existen compañías concretas fuera de Estados Unidos que son líderes mundiales en su segmento. Pensemos por ejemplo en Nestlé —la mayor compañía de alimentación del mundo— y LVMH —la mayor compañía de productos de lujo del mundo—. Yo no veo las multinacionales como compañías estadounidenses, francesas o británicas, sino como compañías mundiales dentro de un abanico de oportunidades internacionales.
Lo mismo ocurre con los mercados emergentes. Si bien es cierto que allí la presencia de grandes multinacionales es menor, su número es cada vez mayor y también su influencia. En las últimas tres décadas, Taiwan Semiconductor se ha convertido en la mayor industria de fabricación de chips del mundo y cuenta con una lista de clientes impresionante, entre los que se encuentran Apple, Sony y Qualcomm. Muchos otros países, como China, India y Brasil, están formando gigantes multinacionales propios que están plantando cara a sus competidores en Europa y Estados Unidos.
Con las guerras comerciales, el avance de los populismos políticos y las preocupaciones por el virus, ¿considera que podría invertirse el proceso de globalización?
No lo considero una inversión del proceso sino una adaptación de las compañías multinacionales a los cambios del entorno comercial internacional. A mi juicio, las compañías mantendrán instalaciones de producción y una base de clientes de carácter global, pero introducirán una mayor redundancia local en sus operaciones. Yo lo llamo “multilocalización” y consiste en recuperar ciertas partes de la cadena de suministro, para volver a traerlas a Estados Unidos, seguir subcontratando otras partes y establecer nuevas instalaciones de producción en zonas estratégicas de todo el mundo. Esta es otra de las lecciones que hemos aprendido de la crisis de la COVID: contar con cadenas de suministro diversificadas reviste una importancia esencial.
¿Cuáles son sus perspectivas para la renta variable mundial en 2021 y años posteriores?
Capital Group es un grupo de inversión a largo plazo, por lo que no me planteo las perspectivas con un horizonte de uno o dos años. No obstante, considero que 2021 podría ser un período de transición difícil, puesto que las principales economías del mundo están tratando de conseguir una apertura total al tiempo que mantienen el virus bajo control. Como afirman nuestros economistas, “el virus es la economía” y hasta que se consiga una vacuna, el camino hacia la recuperación sigue plagado de incertidumbre. Además, se van a celebrar unas elecciones decisivas en Estados Unidos que podrían sumar aún más interrogantes si, como predicen algunos analistas políticos, tras la noche electoral, tardamos un tiempo en conocer el resultado definitivo.
Desde el punto de vista de la inversión, sucesos como estos tienen una repercusión escasa o nula en el posicionamiento de mi cartera. Yo busco compañías con posibilidades de crecimiento a largo plazo y con la capacidad de incrementar su cuota de mercado independientemente de los cambios que se produzcan en el entorno macroeconómico o político. Los tipos de compañías por los que me decanto no suelen ser vulnerables a los sucesos a corto plazo, por lo que no me preocupo demasiado de los últimos titulares de noticias. De hecho, considero que prestarles demasiada atención puede resultar perjudicial para una inversión acertada a largo plazo.
¿Cómo cree que evolucionaran sus principales temáticas de inversión en los próximos diez años?
La informática en la nube está cambiando radicalmente nuestra forma de hacer negocios y, dentro de diez años, creo que esto se manifestará de formas que ni siquiera podemos imaginar.
En mi opinión, la asistencia sanitaria será mucho más personalizada que hoy en día, a medida que aprendamos a identificar patologías específicas, a predecirlas e incluso a prevenirlas. Creo que todos iremos a trabajar en vehículos autónomos —si es que nos desplazamos al trabajo—. Mi opinión es que muchos más, tal vez incluso la mayoría, trabajaremos desde casa. También considero muy probable que la mayor parte de la población no tenga más oficina “en sentido estricto” que la que establezca en su casa.