Tras el anuncio de ayer de Donald Trump, no sé qué hará finalmente la Unión Europea, pero si yo fuera el presidente de la Comisión Europea, tendría claro mi primer paso: sentarme a negociar cuanto antes con Estados Unidos. Eso es, precisamente, lo que busca Donald Trump. La presión se puede rebajar si Europa actúa con inteligencia y se abre al diálogo. Responder con más aranceles a los productos estadounidenses sería entrar en una espiral destructiva en la que todos pierden: pierde Europa, pierde EEUU y, desde luego, pierden los inversores. Por ello, negociar es, probablemente, la única vía sensata que le queda a la Comisión Europea, y esta negociación debe ser inteligente y estratégica.
Desde el punto de vista de los mercados, el riesgo es claro: si esta situación deriva en una guerra comercial a gran escala, las bolsas sufrirán mucho más de lo que ya están sufriendo. No creo que Donald Trump desee provocar una recesión global, aunque sí parece interesado en enfriar la economía para presionar a la baja los tipos de interés. La recesión no beneficia a nadie, y en ese contexto, Europa también saldría gravemente perjudicada. Me cuesta imaginar un escenario en el que la economía europea siga creciendo con Estados Unidos en recesión. No olvidemos que EEUU sigue siendo el epicentro del comercio mundial, y un parón allí tendría consecuencias globales.
Precisamente este aumento del miedo a una recesión también en Europa, es unos de los motivos por el que los bancos del Ibex 35 son los valores que más caen en bolsa hoy. Los bancos son especialmente sensibles al ciclo económico y a la posibilidad de una recesión en el continente con esta guerra arancelaria.
Dicho esto, en un entorno de incertidumbre como el actual, mi recomendación es clara: reducir el riesgo en cartera y protegerse. En entornos pre-recesivos, los activos de mayor beta -más volátiles- suelen sufrir más. Por tanto, reducir exposición a renta variable y sobre todo a sectores cíclicos y de alta beta, como la banca, es buena opción. El sector bancario europeo ha tenido un primer trimestre espectacular, con subidas superiores al 30% en muchos casos, especialmente en bancos del Ibex 35. Pero precisamente por eso, porque el sector ha corrido mucho, es buen momento para reducir exposición y consolidar beneficios. Si a esto le añadimos el riesgo de recesión y que los bancos centrales vuelven a replantearse su hoja de ruta y considerar un mayor número de bajadas de tasas y más rápidas en Europa y EEUU, es otro motivo para reducir exposición en este tipo de sectores, con mayor beta.
Por ello, en este entorno cambiante, los inversores deben adaptar sus carteras; ahora es momento de reequilibrar, de ajustar la distribución de activos al nuevo escenario, y buscar refugio en activos más defensivos es una estrategia prudente. ¿Qué activos pueden hacerlo bien en este contexto pre-recesión? La deuda pública, tanto a corto como a medio y largo plazo, se convierte en una opción interesante. Además, sectores defensivos como utilities, consumo básico o incluso el inmobiliario pueden ofrecer cierta protección.
Por tanto, la estrategia pasa por ajustar carteras: reducir exposición a sectores vulnerables al ciclo económico y buscar mayor peso en activos defensivos. La clave está en ser tácticos, no reactivos.