La oferta monetaria ha crecido sustancialmente en respuesta a la pandemia y la inflación de los precios de los activos podría trasladarse a los precios del consumo; mientras que 2020 ha terminado con una severa recesión en prácticamente todas las economías menos la China. En este contexto, Steve Ellis, CIO Fixed Income de Fidelity, subraya que “nos encaminamos hacia un entorno reflacionista en 2021”. La razón es que ha habido unos estímulos monetarios y fiscales muy fueres en 2020. Como ejemplo, el balance de la Fed creció el pasado ejercicio en tres billones de dólares. Por ello, sumado al aumento del gasto público, Ellis está convencido de que “estamos en un entorno reflacionista que va a tirar al alza de todos los activos de riesgo en 2021”.
Desde Fidelity destacan que la recuperación de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus está siendo desigual entre los distintos países, con Asia y particularmente China en clara ventaja frente a las economías de Europa y EEUU. Asimismo, subrayan que se producirán divergencias entre las rentabilidades de los distintos tipos de activos de renta fija.
“En este entorno tan reflacionista”, Ellis cree que en 2021 hay que apostar por activos con rendimientos más altos. Encabezando su lista de la compra se encuentra la deuda de los mercados emergentes, primando la deuda en moneda local que fuerte en este ejercicio, un cambio respecto a los últimos años. “La razón es que se trata de un entorno con un dólar débil donde necesitas este tipo de rendimientos y creo que la deuda emergente saldrá muy bien parada cuando empecemos a ver ese giro al alza secuencial del crecimiento”.
En su opinión, activos como los bonos high yield de China y los bonos high yield en euros se comportarán mejoren un entorno reflacionista. “Son el tipo de clases de activos por las que apostar en 2021”.
En este escenario de reflación que contemplan en Fidelity, el mayor riesgo para 2021 son “las turbulencias en la curva de tipos”, es decir, una inclinación “bastante sustnacial” de la pendiente de los tipos de los bonos del Tesoro de EEUU. Unas turbulencias que se podrían producir también por la suma de dos factores: que la inflación implícita y los tipos reales comiencen a subir.
“Si nos fijamos, por ejemplo, en la inflación a 10 en EEUU, vemos que están en el 1,9%. Pero podríamos ver cómo la inflación implícita empieza a ascender desde este nivel”, explica Ellis, quien considera que “tener rendimientos reales en niveles negativos para que la cantidad de deuda pendiente en la economía mundial pueda devolverse”, aunque advierte de que en 2021 “podríamos ver un ligero incremento de los rendimientos reales”.
“En 2021 podría necesitar reducir rápidamente la duración y entrar, por ejemplo, en estrategias de rentas de duración corta, donde el año próximo habrá un deseo de obtener rentas. En definitiva, mantener la duración un poco más corta de lo que debería ser”, añade.
La incertidumbre generada por la pandemia hizo que en 2020 los criterios de inversión ESG adquirieran más importancia que nunca. “Los factores ESG han llegado para quedarse y creo que no es necesariamente una cuestión moral, sino que existen argumentos fundamentales muy sólidos por los que la dimensión ESG va a ser importante”, afirma Ellis. Pone como ejemplo las caídas del pasado marzo, en la que sobresalieron los títulos de deuda corporativa con puntuaciones ESG más elevadas.