¿Cómo afecta la inflación en vuestros modelos de negocio en los que invierten?
Lo que es importante es que tenemos que tener en cuenta que vamos a vivir un cambio de paradigma: vamos a tener que vivir con inflaciones más elevadas y con tipos de interés más elevados. Pero lo importante para un inversor de renta a variable es cómo esa subida de la inflación va a afectar a los modelos de negocio y a las compañías en las que uno está invertido. Y si uno está invertido en compañías que tienen poder de fijación de precios, ventajas competitivas que son poco intensivas en capital, compañías además cuya ciclicidad es relativamente baja porque están expuestas a segmentos como la innovación médica, la digitalización, la automatización, la electrificación o la optimización de activos, eso hace que evidentemente navegues bastante mejor que tus competidores en un entorno de inflación por encima de la media. Eso es lo importante y hay que tener en cuenta cómo eso va a afectar a los modelos de negocio y qué capacidad tienes tú de fijar de precios, mantener márgenes y seguir generando flujo de caja si tienes productos y servicios que son estables, recurrentes y que la sociedad necesita. Hay que prestar mucha atención a ese poder de fijación de precios que tienen las compañías y a cuánto o no son intensivos en capital.
En un entorno de normalización de tipos de interés y menor crecimiento, ¿cómo se mide la capacidad de una compañía para seguir creciendo de forma estructural?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que una subida de los tipos de interés tiene dos efectos: uno sobre la estructura de capital de las compañías, es decir, si tienen mucha o poca deuda; y un segundo efecto sobre su valoración, que es automático sobre cualquier clase de activo. Es decir, una subida de tipos de interés automáticamente afecta a la valoración de la renta variable, de la renta fija, del private equity, del inmobiliario… y lo que hay que tener en cuenta es la otra parte, o sea, cómo afecta la estructura de capital. Pero si tú tienes compañías, como es el caso de nuestro fondo Lonvia Avenir Mid-Cap Europe en el que el 60% de nuestras compañías tienen caja neta, porque tienen posiciones de liderazgo y eso les permite tener márgenes cómodos y poder generar flujo de caja para mantener sobre todo su posición de liderazgo, para fortalecer su competitividad y para poder utilizarlo para reinvertir en su crecimiento futuro, en tecnología, en expandirse internacionalmente, etc. Y las otras compañías en nuestro fondo - Lonvia Avenir Mid-Cap Europe-, que tienen algo de deuda, esa deuda es para hacer adquisiciones. En resumen lo importante es ver cómo va a afectar esa subida de los tipos de interés a tu estructura de capital. Si tú no tienes deuda, no te tienes que preocupar. Es más, puedes salir incluso fortalecido en un entorno de subidas de tipos, porque tus competidores, si tienen estructuras de capital con mucha deuda, se van a ver debilitados, lo que te va a permitir a ti poder ganar cuota de mercado o hacer una pequeña adquisición. Evidentemente eso te permite también navegar mucho mejor en un entorno de menor crecimiento, de ralentización o de recesión porque al final si tú tienes ventajas competitivas, un balance sólido, poder de fijación de precios, altas barreras de entrada de la competencia, eso hace que tengas mucha más visibilidad sobre tus ingresos futuros y por lo tanto vas a poder reinvertir para seguir creciendo. Hay que prestar mucha atención no solo a la subida de la inflación o de los tipos de interés sino a cómo eso va a afectar a mis modelos de negocio y cuál es la calidad de los modelos de negocio para ser resiliente frente a ese entorno.
¿Qué características tienen que cumplir vuestras compañías para entrar en cartera y convertirse en esos líderes del mañana?
Para convertirse en esos líderes de la mañana tienen que ser compañías que puedan cambiar de tamaño de manera significativa en pocos años, es decir, que empiecen siendo un líder en cualquier país de Europa -como Alemania, Francia, Finlandia o Suecia-, y que a raíz de reinvertir los futuros de su éxito en seguir creciendo acaben teniendo cuotas de mercado también fuera de Europa, en EEUU y en Asia, principalmente. Para tener esa capacidad de cambiar de tamaño de manera significativa hace falta que sean compañías innovadoras, que estén en mercados en crecimiento y que tengan control sobre su estrategia de crecimiento industrial, es decir, que su crecimiento o su modelo de negocio no dependan de factores exógenos porque eso les va a permitir tener visibilidad para poder reinvertir en ese crecimiento futuro. Sobre todo que sean compañías de calidad; y cuando hablo de calidad hablo de un buen management que ejecute bien su estrategia industrial, ventajas competitivas, posiciones netas de caja, baja deuda, balances sólidos. Eso lo que les va a permitir es poder entrar en lo que nosotros llamamos un círculo virtuoso del crecimiento, es decir, tiene que ser compañías que no nos repartan dividendo sino que sean compañías que ese flujo de caja que generan por su actividad lo sigan reinvirtiendo en capital humano, en mejorar sus procesos operativos, en innovación y desarrollo, en ampliar sus mercados accesibles, nuevos verticales, nuevos clientes, en expandirse geográficamente. Ese es el tipo de compañías que nos gustan para entrar en cartera porque son las que van a poder convertirse en esos campeones europeos del mañana.
¿Cómo es el proceso de construcción de carteras?
El proceso de construcción de carteras es muy diferencial y muy único porque es un proceso muy prudente y muy humilde, porque en este negocio te puedes equivocar, puedes tomar una decisión de inversión que puede no ser acertada y por lo tanto hay que ser muy humilde. Así, en nuestro proceso de construcción de carteras, todas las compañías que vamos a meter en cualquiera de los tres fondos son compañías en las que tenemos una alta convicción, pero lejos de hacer apuestas específicas y especulación y decir ‘bueno pues vamos a meter en esta un 3% de la cartera o en esta vamos a meter un 2% de la cartera o en esta que nos gusta mucho más vamos a meter un 5% de la cartera’, nosotros lo que hacemos es invertir. Por ello, siempre que invertimos en una compañía nueva y vamos a construir esa posición en cartera lo hacemos con un peso por debajo del 1% de la cartera. ¿Por qué? Porque de esa manera lo que estamos haciendo es controlar mucho el riesgo. Primero porque cuando tú inviertes en una small cap de inicio su riesgo de liquidez y su riesgo industrial es elevado; tiene que ser la propia compañía la que nos demuestre que no nos hemos equivocado al seleccionar ese modelo de negocio, es decir, que trimestre tras trimestre vaya demostrando que se van ejecutando sus planes de estrategia, su crecimiento, su potencial, su calidad. Así, ella misma irá ganando peso en cartera: ese 1% que empezó inicialmente irá ganando peso y cuando su riesgo industrial y su riesgo de liquidez disminuyan podremos asignar más capital. Por eso digo que todas las compañías son de convicción pero todas empiezan con un 1% o menos de la cartera, para que sean ellas las que se vayan ganando su propio peso. De esa manera lo que hacemos es que la rentabilidad puede ser infinita y, sin embargo, la pérdida es del 1% y no afecta mucho al rendimiento de la cartera si por lo que sea te has equivocado. Y al contrario de lo que sucede muchas veces, si esa compañía que tú inviertes un 1% cae en el mercado, no metemos más dinero, porque estaríamos aumentando más el riesgo que inicialmente queríamos tener. Además, puedes pensar que tú eres más listo que el mercado, pero hay que ser muy humilde: el mercado puede saber algo que tú no sabes y lo que hay que hacer es verificarse si efectivamente tú estás equivocado o no y si estás equivocado perderás un 1%. Si no estás equivocado esa misma compañía que ha caído del 1 al 0,5% o 0,8% puede volver a ganar peso e ir creciendo. En resumen, el proceso de construcción de cartera es muy prudente, muy humilde y siempre controlando mucho el riesgo, porque al final somos inversores de largo plazo.