La consolidación se está produciendo, sobre todo, dentro de las fronteras nacionales, y es probable que siga siendo así, a pesar de que las autoridades supervisoras fomentan claramente las operaciones transfronterizas y el reparto de riesgos. Vemos la reducción de la capacidad como algo positivo, especialmente en países como Italia, España y Alemania, donde la banca se caracteriza por un alto grado de fragmentación y/o redes de sucursales muy densas. Esperamos que la tendencia a una mayor consolidación continúe en 2021 y 2022, y que las operaciones nacionales protagonicen la mayor parte de la actividad.
Las fusiones nacionales ofrecen a los bancos de segundo nivel la oportunidad de aprovechar las ventajas de una mayor capacidad para reducir las diferencias con los bancos líderes a nivel nacional y competir en condiciones más equitativas. A su vez, también ofrecen a los líderes nacionales la oportunidad de consolidar sus posiciones.
Los beneficios económicos de la consolidación en el mercado nacional siguen siendo muy relevantes porque la recesión ha reforzado las perspectivas de tipos negativos/curvas de rendimiento planas. Este entorno es muy perjudicial para los ingresos de los bancos, y la reducción de costes es la principal ventaja de las entidades para proteger sus resultados.
El valor de las sinergias de costes es mayor que antes. Ante la rápida transformación de las preferencias de los consumidores y de las empresas, las prioridades de la mayoría de los bancos se centran en otros frentes. Después del Covid, un replanteamiento de la distribución es más necesario ahora que en cualquier otro momento desde la crisis financiera mundial. Añadir redes de sucursales obsoletas en nuevos mercados mediante fusiones y adquisiciones no es una prioridad.
En la medida en que se produzcan operaciones transfronterizas, éstas tenderán a ser realizadas por grandes empresas extranjeras que buscan aumentar su escala en los países centrales mediante adquisiciones complementarias, más que por fusiones estratégicas entre iguales. Las transacciones en mercados limítrofes estrechamente alineados también están sobre la mesa.
Por ejemplo, HSBC está en proceso de vender su negocio de banca minorista en Francia a Cerberus, que ha estado adquiriendo activamente bancos o participaciones bancarias en Europa, incluyendo en Deutsche Bank, Commerzbank, HSH Nordbank, BAWAG y otros.
Apollo y J.C. Flowers también están activos; ambos han presentado, al parecer, ofertas por el banco portugués EuroBic, junto con los postores nacionales Novo Banco y el banco de correos CTT. Se dice que la española Abanca sigue de cerca la puja, ya que el grupo busca aumentar su escala. A principios de este año, Abanca adquirió el negocio en España del portugués Novo Banco y anteriormente CaixaBank se hizo con el portugués Banco BPI. Esto pone de manifiesto el potencial de las operaciones entre bancos en mercados muy próximos.
Sin embargo, las fusiones y adquisiciones bancarias transfronterizas estratégicas ofrecen muy poca rentabilidad en un entorno de bajos tipos de interés, y existen desafíos estructurales: los beneficios se ven limitados por la falta de sinergias de costes y financiación debido a la regulación de cada país y la ausencia de una Unión Bancaria completa.
En este sentido, los esfuerzos de los supervisores por impulsar las operaciones permitiendo que el badwill (la diferencia entre el valor en libros de un banco y el precio que paga el comprador) cuente para los requisitos de capital no han supuesto ningún cambio importante hasta la fecha, pero los responsables políticos de la UE siguen presionando para que la banca europea aumente su escala.