A juzgar por la evolución de los indicadores de confianza, parece que la actividad económica superará el nivel del 2% en base anualizada, más o menos el doble del crecimiento potencial estimado para la zona euro (en torno al 1%). Esto implica que la brecha de producción se está cerrando gradualmente y que el desempleo está reduciéndose significativamente. Sin embargo, las diferencias entre países siguen siendo sustanciales.
Los riesgos políticos se han relajado en los últimos meses pero no han desaparecido. Las elecciones alemanas han dado de nuevo el mandato a la canciller Angela Merkel para formar un gobierno en coalición, pero el acuerdo llevará tiempo. Por su parte, el referéndum sobre la independencia de Cataluña ha puesto este asunto en el primer plano de la agenda política europea. Tal como están las cosas, el escenario base es un acuerdo con el Gobierno de España. Pero el riesgo sigue estando presente y el peor escenario posible, que contempla que el conflicto empeore, no puede ser excluido.
La recuperación que estamos viendo es más sólida y tiene una base más amplia respecto a los últimos años. En cierto modo, esta es la parte más fácil. Los vientos de cola derivados de los tipos de interés bajos, los precios de las materias primas, los tipos de cambio, el final de las políticas de austeridad y una recuperación global más sincronizada son de gran ayuda pero probablemente se desvanecerán con el tiempo.
Mientras tanto, la inflación subyacente sigue siendo baja y la inflación principal sólo repuntará de manera gradual. Los cuatro criterios ligados al objetivo de inflación del Banco Central Europeo (cerca pero por debajo del 2% en el medio plazo, duradero, sostenible y de base amplia) todavía no se han alcanzado. El crecimiento de los salarios es crucial en este aspecto pero la presión todavía es muy modesta y la apreciación reciente del euro no será de ayuda. De hecho, Draghi ha manifestado claramente que un euro más fuerte es una fuente de incertidumbre que requiere vigilancia.
En este contexto, el BCE está comenzado a alejarse de los estímulos pero sólo de una manera muy gradual y cautelosa, aunque, por ahora, no tiene prisa por abandonar su política de tipos de interés cero o desmantelar su programa de compra de activos. El banco central está cerca de proporcionar más detalles sobre cómo reducirá sus compras de activos a finales de este año, probablemente en la reunión de este mes.
En este punto, esperamos que el BCE reduzca a partir de enero de 2017 sus compras de activos en un periodo de seis a doce meses y que eleve los tipos de interés en algún momento en torno al verano de 2019. Dicho esto, todo esto está sujeto a revisión, dada la incertidumbre en torno a la volatilidad de los tipos de cambio y las condiciones políticas en general.
Hans Bevers, economista jefe de Bank Degroof Petercam