La reunión del comité de política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FOMC) los días 21 y 22 de septiembre será una oportunidad para que el presidente Jerome Powell reafirme su mensaje sobre la reducción gradual inminente de los estímulos.
Por supuesto, todavía existen incertidumbres. Durante su reciente discurso en Jackson Hole, Powell sugirió que era necesario "un progreso sustancial adicional" en el mercado laboral antes de comenzar a reducir, y eso aún no se ha materializado. Las cifras oficiales de agosto mostraron una fuerte desaceleración en la creación de empleo en Estados Unidos, con sólo 235.000 puestos de trabajo creados en comparación con 943.000 de julio.
Además, se espera que el crecimiento del tercer trimestre no esté a la altura de las expectativas, a la vez que, con el aumento de las infecciones, la pandemia continúa como telón de fondo.
Sin embargo, desde Allianz Global Investors creen que la Fed no puede arriesgarse a dar un paso atrás y dilapidar la confianza que ha ganado en los mercados gracias a su labor de comunicación. De hecho, como lo ilustra el taper tantrum de 2013, los cambios de política monetaria son eventos sensibles para los inversores y está claro que la Fed ha gestionado bien su comunicación hasta ahora.
La paulatina reducción de sus compras anunciada en las actas del FOMC el pasado mes de julio ha sido digerida con calma por los inversores, sin ningún impacto material en los mercados.
Por tanto, la Fed debería consolidar las expectativas de los inversores aclarando sus intenciones en su reunión de septiembre. Sin embargo, debe actuar con cautela e indicar que las decisiones concretas sobre la reducción, lo que es más significativo, el momento y el ritmo de la reducción de las compras, se tomarán en una de las dos últimas reuniones de 2021, en noviembre o diciembre, y que se implementarían a finales de este año o principios del próximo año.
La secuencia de política monetaria que se está abriendo, con una reducción de las compras de activos seguida de una normalización de tipos en una segunda fase, no está exenta de peligros. Un error de política siempre es posible de cualquier manera. Retirar el apoyo prematuramente o actuar demasiado tarde tendría consecuencias para la estabilidad financiera y la economía, y hay poco margen de error.
Creemos que la Fed debería volver a enfatizar la desconexión entre la reducción gradual y las subidas de tipos. La reciente inflexión de la inflación en agosto fue una buena noticia para la Fed, que está transmitiendo el mensaje de un pico de inflación temporal, un escenario que los mercados están comprando: las expectativas de inflación han caído significativamente desde los máximos recientes de mayo, y las expectativas de aumentos en los tipos permanecen contenidas.
Con tanta confianza, la Fed está posicionada para el éxito en un ejercicio difícil. Habiendo conseguido superar esta primera etapa de comunicar la inminente reducción con una buena acogida, será el momento de ejecutarla en unos meses.