El mundo está cambiando a un ritmo sin precedentes. Lo que nosotros llamamos "disrupción" se debe a la combinación de factores tecnológicos, políticos y económicos, en la que actúan conjuntamente fuerzas transformadoras y creativas. Por ejemplo, la IA generativa está transformando todos los sectores; el cambio climático está impulsando la transición energética; el reajuste geopolítico lleva a las empresas a replantearse sus modelos de negocio y los cambios demográficos suponen un reto para el sistema sanitario.
Así pues, es evidente que el mundo está en constante cambio y, a medida que la disrupción afecta a los modelos tradicionales, también están surgiendo nuevas oportunidades. Por ello, en este nuevo entorno, las ganadoras serán aquellas empresas (y, por ende, los inversores) que sepan identificar y aprovechar eficazmente las oportunidades que vayan surgiendo.
En Allianz Global Investors hemos identificado tres áreas donde la disrupción está en pleno auge y que, por tanto, ofrecerán nuevas oportunidades atractivas de inversión.
Tecnología: adaptarse para ganar
Cada vez es más evidente que la inteligencia artificial (IA) será una de las tecnologías clave de nuestra era. De hecho, la IA ya está impulsando grandes avances en el sector de los semiconductores, y seguirá haciéndolo a medida que aumenten las necesidades de hardware. Sin embargo, el potencial disruptivo de la IA empezará a notarse con mayor intensidad fuera del sector tecnológico.
La clave para las empresas de todos los sectores será cómo (y con qué rapidez) podrán aprovechar dicha tecnología y adaptarse a las nuevas formas de trabajar. Así pues, las empresas que logren integrar la IA necesitarán transformar su forma de pensar para ser más ágiles y eficientes a la hora de asumir riesgos. También tendrán que considerar sistemáticamente la innovación interna o externa y cambiar sus modelos financieros para adaptarse a un mayor ritmo de desarrollo.
Fragmentación: oportunidades en cambio
Vemos la fragmentación como causa y efecto de la disrupción. La fragmentación, como factor geopolítico, continuará a medida que se produzcan nuevos acercamientos entre países, a raíz del ascenso de China como potencia global, así como la creciente prosperidad de muchos otros antiguos “mercados emergentes”. Es probable que los efectos colectivos de esta fragmentación geopolítica se reflejen en la economía porque las grandes potencias compiten por la ventaja y la supremacía en áreas clave como los semiconductores y los datos.
Sin duda, esta ola de fragmentación puede requerir nuevas formas de inversión que, por ejemplo, capten las oportunidades temáticas (como la IA o la seguridad energética) en lugar de limitarse a los criterios tradicionales.
Recursos ¿una nueva escasez?
La escasez de energía es un tema que ha adquirido gran protagonismo en los últimos años. Los problemas de abastecimiento en los mercados del gas y de la electricidad han ayudado a acentuar y acelerar la transición hacia las energías renovables que, ante los desafíos climáticos, ha ido cobrando fuerza. De hecho, estamos viendo un auge en la inversión en el sector de las energías renovables, lo cual está impulsando la demanda de diversas materias primas que, seguramente, aumentará más las tensiones geopolíticas por el acceso a dichos recursos.
Por ello, los efectos disruptivos de la transición verde afectarán tanto a la economía como a la política.
Por otro lado, el tratamiento y abastecimiento de agua está experimentando cambios disruptivos. Si bien esta infraestructura requiere una enorme inversión pública y privada, estamos viendo una serie de nuevas tecnologías y enfoques para mejorar la eficiencia en el almacenamiento, tratamiento y abastecimiento de agua.
Cómo aprovechar la disrupción
Los efectos de los cambios disruptivos de los que hemos hablado no serán uniformes. Todos los sectores e industrias se enfrentarán a sus propios problemas y desafíos, lo que brindará distintas oportunidades para aquellos que estén mejor posicionados. De hecho, para las empresas, será necesario un enfoque ágil para navegar en esta época marcada por los cambios rápidos y un nuevo “Darwinismo digital”, es decir, una lucha por el dominio que dividirá aún más a los ganadores de los perdedores y creará nuevas oportunidades. Y sin duda, los inversores también necesitarán ser más dinámicos y pensar de forma diferente sobre dónde puede surgir el crecimiento en esta nueva y apasionante era.