¿Cómo ve la situación macroeconómica de China que viene condicionada por la guerra comercial y los incentivos del Gobierno?
La desaceleración económica de 2018 no se produjo por los efectos de la guerra comercial, sino que se debió al impacto del proceso de desapalancamiento que está llevando a cabo el gobierno para reducir la deuda en el sistema.
Con todo, teniendo en cuenta la guerra comercial, el gobierno se ha dado cuenta de que existe la necesidad de estabilizar la economía y esa es la razón por la que ha desarrollado todo un conjunto de políticas con ese objetivo. Lo que nos gusta es que no han tomado las medidas de siempre, sino que algunas de las formas que han puesto en marcha para estimular la economía son mucho más maduras. No sólo están usando estímulos monetarios, sino también fiscales. Eso lo han hecho rebajado los impuestos sobre la renta de los ciudadanos, recortando el IVA, lo que ayudará al consumo, reduciendo el impuesto de sociedades. Lo que está haciendo el gobierno, básicamente, es apoyar al sector privado y a muchas compañías. Esto servirá para mejorar el consumo doméstico en el largo plazo. Esta es la mejor manera de compensar los efectos de la guerra comercial.
Pero, en cualquier caso, desde nuestro punto de vista la guerra comercial no ha tenido un gran impacto, en el sentido de que el porcentaje de las exportaciones sobre el PIB total ya no es tan elevado, es menos de un 15% del crecimiento de la economía en estos momentos. Lo que está impulsando el PIB en China hoy procede del consumo doméstico y de los servicios. El gobierno está invirtiendo en infraestructuras que cada vez genera una parte más pequeña del crecimiento de la economía, alrededor de un 20%.
El sector servicios, el consumo doméstico seguirán siendo apoyados por el gobierno y esa es la mejor forma de compensar los efectos de la guerra comercial.
Si el conflicto con EEUU continúa, ¿cree que la economía de China puede entrar en una desaceleración importante?
El crecimiento de la economía china depende más del sector servicios. Más del 60% de la expansión procede del consumo doméstico y esto tiene su efecto en el sector servicios. La gente consume más, compra más productos, compran mejores productos… Oímos hablar mucho de Tencent, de Alibaba, e-commerce… Todos estos factores son los principales catalizadores del crecimiento económico.
Si consideramos que las exportaciones generan algo menos de un 20% del crecimiento del PIB, vemos que esto se ha convertido en un factor menos importante para el desarrollo de la economía en general. Por eso creo que el gobierno ha puesto en marcha esas medidas para sustentar a la economía si se produce un gran impacto de la guerra comercial.
Pero lo que nosotros vemos en estos momentos es que China sigue siendo un socio comercial para Estados Unidos, todavía exporta al país, todavía siguen trasladando las tarifas con lo que quizá el consumidor estadounidense tendrá que soportar algunos de los aumentos de los aranceles. No se trata de algo que afecta sólo a los fabricantes chinos, sino que también los consumidores americanos tendrán que manejar un aumento de los precios. Así que el dolor no se va a sentir sólo en un lado, sino que se sentirá en los dos flancos: los fabricantes en China, así como los clientes en Estados Unidos. Así que eventualmente, creemos, que ambos llegarán a un acuerdo en el largo plazo.
¿Cree que el resto de los países emergentes asiáticos están deseando que se produzca una mayor tensión entre EEUU y China para beneficiarse a nivel comercial? Hablo de países como Vietnam, Taiwán, Malasia, Singapur y Tailandia...
No creo que ningún país asiático quiera asistir a una escalada de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China porque si eso ocurre la economía de todo el mundo se vería afectada y eso también impactaría en el resto de Asia. Si la economía global se ralentiza, habrá más industrias trasladándose a otras partes de Asia, pero la tarta a repartir será menor. Por eso no creo que haya ningún país que quiera ver un aumento de la tensión. Por otro lado, algunas industrias se han trasladado desde China a otras partes de Asia, pero no como consecuencia de la guerra comercial, sino porque China se ha convertido en un lugar caro para fabricar productos de bajo valor añadido. Tiene sentido para los dueños de muchas fábricas trasladar sus fábricas a otras zonas del sur asiático: Vietnam, Blangladesh, India, Indonesia o Malasia. Pero esto ya ha pasado antes de la guerra comercial y China no ve esta tendencia como un problema porque no se quiere centrar en la industria de bajo valor añadido, sino en la industria de alta gama y no sólo para exportar, sino para ellos mismos. En China hay que cubrir una necesidad de la gente que necesita mejores productos. Los chinos ya no están felices con los productos de baja gama, quieren buenos teléfonos, coches de lujo, buenas bebidas alcohólicas también, viviendas inteligentes, tecnología. Así que ahí es donde se quiere centrar el gobierno chino, la industria de alta gama, no en la gama baja por lo que por eso ellos están contentos de que estas industrias se trasladen a otros países.
La guerra comercial ya se ha cobrado su primera víctima como es Huawei. ¿El resto de empresas de semiconductores y dispositivos siguen siendo un gran oportunidad en bolsa?
Cuando hablamos de Huawei, sí, podría haber un impacto en términos de la rapidez en la que pueden continuar con sus desarrollos en estos momentos. Incluso después de que gran parte de sus suministros procedan de Estados Unidos se van a volver más difíciles. Creemos que la guerra comercial no sólo tiene que ver con el comercio, sino sobre la competencia tecnológica de dos gigantes. Teniendo esto en cuenta, China va a tener que gastar más dinero, más recursos para incrementar los estándares en la tecnología. La urgencia para desarrollar tecnología es ahora mayor para el país. Esto va a obligar a las compañías tecnológicas chinas a invertir más en I+D. Y si las empresas chinas no pueden vender en Estados Unidos, todavía podrán vender en muchos países emergentes. Se puede ver que muchos teléfonos fabricados en China se venden en los mercados emergentes. Hay muchas oportunidades para las compañías tecnológicas del país en otras partes del mundo, especialmente en los países emergentes. Por otro lado, China también puede producir para los consumidores domésticos y este mercado es lo suficientemente grande para la tecnología.
En Europa la bolsa de China no es muy conocida más allá de las grandes compañías tecnológicas y los bancos. ¿Ve otros sectores interesantes?
De hecho, las compañía de gran capitalización china que mejor lo están haciendo en bolsa no son Tencent, Alibaba o Baidu o JD.com, sino las compañías domésticas que cotizan en China como por ejemplo, Moutai, el tequila chino, que lo llamamos baiju. Es la bebida de gran contenido de alcohol que bebemos en China. Estas compañías son capaces de generar una rentabilidad mayor que algunas de esas compañías de internet. Hay muchas marcas domésticas que sólo están disponibles en el mercado asiático, en el mercado de valores doméstico de China y que ofrece una muy buena rentabilidad que quieren mirar más allá de las empresas de internet. China es algo más que compañías de internet. Hay una gran oportunidad en el segmento del consumo. Pueden ser productos de consumo, firmas relacionadas con los viajes, como aeropuertos y compañías de Duty Free o algo tan aburrido como fabricantes de salsa de soja. Pero se trata de cotizadas que lo han hecho muy bien en bolsa en los últimos tres o cuatro años. Se trata de un mercado del que los extranjeros aun no son muy conscientes y es el lugar en el que los extranjeros que quieran involucrarse en Asia se convertirán en pioneros, porque la participación de los extranjeros en el mercado doméstico chino es aún muy baja, tan sólo un 6-7%. En cualquier caso, este porcentaje continuará aumentando con su inclusión en los índices MSCI, que elevará la representación de China.