Una de las frases que más se repiten en los mercados en momentos de grandes incertidumbres es que las crisis crean oportunidades. Esto suele ser cierto casi siempre, pero lo es especialmente en aquellos activos que se caracterizan por estar rodeado de ineficiencias. Aquellos mercados que no están muy desarrollados son el terreno en el que la buena gestión activa es capaz de encontrar un mayor número de oportunidades. Y si hay que destacar un activo en el que se dan estas condiciones, ese no es otro que la renta fija emergente.
La aparición de la Covid-19 en la economía provocó un auténtico desplome para los bonos de los países en desarrollo. Se trata de un comportamiento bastante habitual de los inversores en los mercados emergentes. Nosotros lo entendimos ya que vemos la volatilidad como un comportamiento poco óptimo que genera reacciones exageradas y una completa segmentación de los mercados. Y esto, sin duda, crea oportunidades para los gestores activos y de alta convicción como nosotros.
Es cierto que las ineficiencias en los títulos de crédito soberano son significativas en estos países, pero eso es algo que no puede decirse de los bonos de sus empresas. La deuda emergente es una clase de activo poco invertida e ineficiente, y son las ineficiencias las que crean oportunidades. La principal causa es que los bonos emergentes carecen de una gran base de inversores. El siguiente gráfico muestra la capitalización total del mercado de bonos soberanos de los mercados emergentes y los corporativos de estos países en divisa fuerte (barra negra) y el tamaño del grupo de pares de Morningstar de la categoría en cuestión (barra azul). Puede observarse lo grandes que son ambas clases de activos, pero lo poco que los inversores se especializan en ellas, lo que equivale a ineficiencias y oportunidades. Por eso creemos que la deuda emergente es un paraíso para los gestores activos.
Como una clase de activo ineficiente y poco invertido, los bonos de mercados emergentes ofrecen muchos beneficios para los inversores activos. Sin embargo, nos gustaría destacar que para nosotros las tres principales oportunidades en el entorno actual:
- Las oportunidades que generan determinados acontecimientos puntuales. Lo que en el lenguaje financiero anglosajón se denomina como event driven. Esto es así porque los activos emergentes son propensos a la reacción excesiva debido a los flujos de noticias a corto plazo, lo que da lugar a episodios tanto de pesimismo como de euforia entre los inversores.
- Oportunidades de valor relativo en bonos que no se encuentran incluidas en índices de referencia, ya que este tipo de bonos cotizan con prima debido a los flujos procedentes de fondos de gestión pasiva.
- Oportunidades entre aquellos títulos que pueden liderar subidas o los que se vean rezagados en los segmentos en los que los emergentes van por detrás de los mercados desarrollados en los periodos de recuperación posteriores a una corrección del mercado.
Hay que tener en cuenta que la inversión en renta fija emergente sigue siendo un activo de riesgo. Sin embargo, los inversores necesitan activos de riesgo en la construcción de sus carteras y una visión de largo plazo. Los bonos de los países emergentes siguen siendo atractivos dentro del espacio de los activos de riesgo.
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