Grifols es una compañía con muchos puntos positivos como su posicionamiento, el modelo de negocio, la diversificación de suministros, la generación del flujo de caja, etc., pero la situación que presenta de elevado endeudamiento en el entorno actual crea dudas. La compañía tiene un ratio de Deuda Neta/EBITDA de casi 7 veces, que es mucho, debido a la compra de otros negocios. Y los tipos de interés no van a subir pero se van a mantener donde están, y eso no le beneficia. El mercado espera que Grifols inicie cualquier tipo de proceso para reducir deuda, como lo que se publicó ayer respecto a que se podría contemplar la venta de activos por un importe de unos 2.000 millones de euros. Hasta que no veamos claramente que la reducción de deuda funciona es mejor estar al margen del valor, a pesar del potencial que le da el consenso de mercado del 60%.
En el caso de Laboratorios Rovi el problema no es tanto de endeudamiento como de sentimiento respecto al cumplimiento de sus previsiones. Rovi es una compañía que lo ha hecho muy bien en los últimos años y se llegó a mostrar como un valor muy relevante del Ibex 35. El acuerdo con Moderna fue muy celebrado y sus números del año 2021 fueron realmente sólidos y batieron ampliamente al consenso. Lo que ocurre es que en 2022 el mercado ve que el crecimiento de las ventas se ha estancado y, tras revisar su guía para 2023 a la baja, el consenso de analistas quizá no lo tiene tan claro, de hecho, el precio objetivo ha pasado en apenas un año de 77 a 63 euros por acción, a pesar de que igualmente muestra un potencial de alrededor el 60%. La gran cuestión con Rovi es que muestra muchas dudas en cuanto a su capacidad de crecer en facturación y eso hace que el mercado no lo considere como una opción atractiva en estos momentos. Si antes decíamos que para ver la posibilidad de entrar en Grifols debería reducir su deuda, en el caso de Rovi sería cuando estabiliza y veamos de nuevo que la senda del crecimiento de sus ventas empieza a aumentar.