¿Quién hubiera apostado en diciembre de 2016 por una victoria de Emmanuel Macron? Recordemos que, en la víspera de la primera ronda de las elecciones presidenciales, los cuatro candidatos principales estaban muy igualados en las encuestas, dos de ellos representando a opciones populistas. Si alguno de los dos hubiera ganado, hubiera cambiado todo. Pero hubo un reconocimiento general de que era poco probable que ocurriera.
¿Quién hubiera esperado que los datos de inflación no sólo no acelerarían sino que sorprenderían a la baja? Es probable que este episodio desinflacionario, condicionado por factores específicos, termine por varias razones: los excesos de capacidad post-recesión (producción y trabajo) han sido absorbidos, el desapalancamiento está en su última fase, los impactos deflacionarios de la innovación tecnológica parecen haber sido exagerados y la mayoría de los efectos de los precios bajos del petróleo han quedado atrás.
¿Quién hubiera imaginado que los mercados ignorarían tan fácilmente un incremento en el riesgo político en Oriente Medio y Corea del Norte? Sí, los indicadores macro y micro son sólidos pero, ¿deberían los inversores ser tan complacientes?
El año 2017 termina con tono positivo gracias a la reforma fiscal de Estados Unidos pero estamos mirando hacia 2018 en busca de un escenario base y convicciones. En renta variable, es probable que los precios de las acciones se vean impulsados por unos beneficios empresariales más altos. Sin embargo, también es probable que el momentum se reduzca, ya que las fuertes ganancias de 2017 han hecho que las valoraciones sean menos atractivas y el crecimiento global es ligeramente más débil.
En renta fija, pronosticamos rendimientos negativos en la deuda soberana a largo plazo. Nuestro escenario base todavía es un empinamiento en la curva como reacción a una inflación más elevada y a los tipos de interés. Este es un escenario que una generación de gestores no ha experimentado y que ha tomado por sorpresa incluso a los gestores más experimentados. En cuanto a la deuda corporativa, seguimos siendo alcistas para la primera mitad de 2018 pero esperamos cierta recogida de beneficios en la segunda mitad de cara a una posible desaceleración en el ciclo.
Es probable que la debilidad extrema de la volatilidad producida por las políticas de los bancos centrales se desvanezca, llevando a una mayor dispersión en los rendimientos y a un regreso del mercado a la selectividad como impulsor del rendimiento. ODDO BHF AM es una gestora basada en la convicción que crea valor en una base ajustada al riesgo. Esta parece la postura correcta para 2018.