Donald Trump pondrá en marcha nuevas políticas regulatorias, comerciales y fiscales que podrían impulsar el crecimiento estadounidense, pero a costa de una mayor inflación y volatilidad. En este punto, ¿qué activos de renta fija hay que tener en el punto de mira?

En lugar de centrarse en Estados Unidos, creo que los inversores españoles deberían enfocarse en la zona euro para la parte de renta fija de sus carteras, porque aunque los tipos de interés en EEUU son más altos que en la Eurozona y pueden ofrecer un plus de rentabilidad, también existe una desventaja importante: el riesgo divisa. En mi opinión, la renta fija debería ser una parte conservadora de la cartera, lo que implica evitar riesgos de tipo de cambio. El riesgo divisa debería estar más asociado a la renta variable que a la renta fija. Por ejemplo, podríamos pensar en invertir en renta fija brasileña, que tiene tipos de interés superiores al 10%, sin embargo, el elevado riesgo de divisa es un factor que muchas veces pasamos por alto. Algo similar ocurre con la renta fija estadounidense: aunque podemos cubrir el riesgo de divisa al invertir en ella, dicha cobertura tiene un coste que se basa en el diferencial de tipos de interés entre Estados Unidos y Europa, lo que reduce significativamente el beneficio de esa inversión. Por estas razones, mi recomendación es que quienes deseen invertir en renta fija se concentren en productos dentro de la zona euro, ya que así evitamos asumir riesgos de tipo de cambio en una parte de la cartera que debe ser estable y menos volátil. Es cierto que 2024 no ha sido un año excepcional para la renta fija, pero ha ofrecido rentabilidades en el rango del 4 al 6%, dependiendo del tipo de instrumento. Estas cifras no son nada despreciables, ya que superan la inflación, y ese debería ser el objetivo principal al invertir en renta fija.

Si optamos por renta fija de Europa, ¿dónde están las mayores oportunidades a nivel de duraciones?

En cuanto a las duraciones, en la zona euro existen oportunidades prácticamente a lo largo de toda la curva de tipos, excepto en la parte más corta, correspondiente a los monetarios. Esto se debe a que el Banco Central Europeo continuará bajando los tipos de interés, lo que afectará gradualmente la rentabilidad de estos instrumentos. Aunque no se espera que la rentabilidad de los fondos monetarios se torne negativa, sí es probable que sea cada vez menos positiva. Las mejores oportunidades podrían encontrarse incluso en el tramo corto de la curva, ya que está estrechamente vinculado a los movimientos del Banco Central Europeo. Sabemos que las bajadas de tipos están descontadas en buena medida en los precios actuales, pero este segmento puede seguir ofreciendo cierto atractivo. Para los inversores con un perfil más agresivo, también hay opciones interesantes en duraciones de medio y largo plazo, especialmente considerando un escenario de dificultades macroeconómicas en la zona euro. Aunque el mercado, de momento, no anticipa una recesión generalizada, algunos países ya se encuentran cerca de ella. Esto hace que las duraciones más largas puedan ofrecer mayores oportunidades de rentabilidad, aunque implican asumir un riesgo algo superior.

En el lado de la renta variable, está a punto de arrancar la temporada de resultados en Wall Street. ¿Qué previsiones tenéis para la bolsa americana?

En Morningstar incorporamos previsiones en nuestras valoraciones diarias, incluyendo el cálculo del fair value de las acciones que seguimos; esto significa que todas las expectativas de resultados, como las del próximo trimestre, están reflejadas en la valoración actual. Según nuestras estimaciones, el mercado americano muestra actualmente una ligera sobrevaloración, aproximadamente del 5%. Aunque este porcentaje varía entre sectores, en términos generales, la bolsa estadounidense está algo sobrevalorada, por lo que no es buena idea incrementar el nivel de riesgo en renta variable dentro de las carteras. Nuestra recomendación no pasa tanto por aumentar o reducir el riesgo general, sino por realizar una rotación hacia valores de estilo value. Esto responde a las expectativas de posibles movimientos en política económica, como los de la administración Trump, y a un posible repunte de la inflación en Estados Unidos. Aunque la renta variable se mantiene cerca de máximos históricos, el impacto de tipos de interés elevados a largo plazo podría ser significativo. Si estos se mantienen altos durante más tiempo de lo esperado, es probable que las bolsas experimenten una corrección. Por ello, no es un momento ideal para asumir riesgos excesivos en renta variable. De hecho, recomendaría reducir algo la exposición en previsión de un posible repunte de la inflación, que podría seguir impulsando al alza los tipos de interés a largo plazo, lo que inevitablemente afectaría a los mercados de renta variable. En resumen, dado que la renta variable estadounidense está sobrevalorada, no considero prudente aumentar el nivel de riesgo en las carteras en este momento.

Más allá de Wall Street, ¿qué podemos esperar de la renta variable global este año?

Es cierto que, desde nuestro punto de vista, la bolsa europea presenta una valoración más atractiva que la estadounidense. Sin embargo, no podemos ignorar el efecto psicológico que domina los mercados globales. Existe un dicho bien conocido: "cuando Wall Street estornuda, el resto del mundo se resfría". Si Wall Street sufre caídas, es muy probable que Europa también se vea afectada. En términos de valoración, los mercados europeos, emergentes, y especialmente China, parecen más interesantes que Estados Unidos. No obstante, enfrentan un riesgo sistémico importante: una posible corrección en la bolsa americana provocada por el impacto de los tipos de interés a largo plazo en Estados Unidos. Este ajuste, de producirse, podría arrastrar tanto a la renta variable europea como a la de los mercados emergentes. Por ello, mi consejo para la renta variable global, que está compuesta en aproximadamente un 70% por acciones estadounidenses, es el mismo que para la renta variable americana: actuar con precaución. En este contexto, los niveles actuales, combinados con la incertidumbre sobre el impacto de las subidas de tipos de interés a largo plazo, hacen prudente moderar el riesgo en las carteras de renta variable.

Dejando a un lado la renta fija y variable, ¿qué otros activos son los más apropiados en estos momentos para sortear la volatilidad e incertidumbres económicas?

En cuanto a otros tipos de activos, como las materias primas (en particular el oro) y las criptodivisas, su comportamiento estará muy ligado al riesgo de recesión en Estados Unidos. Actualmente, la economía estadounidense muestra solidez y no parece haber un riesgo inminente de recesión. Sin embargo, si esta llegara a materializarse, es importante tener en cuenta que, en un escenario recesivo, prácticamente todos los activos tienden a sufrir caídas, incluido el oro, que es tradicionalmente considerado un valor refugio.

Si analizamos el comportamiento del oro durante recesiones pasadas, vemos que también ha registrado caídas, especialmente en las primeras etapas. No obstante, a lo largo del ciclo económico suele comportarse mejor que la renta variable. Por esta razón, siempre recomiendo mantener una pequeña proporción de oro en la cartera, aunque, paradójicamente, sería preferible que su precio no suba demasiado, ya que un aumento significativo en su valor podría ser una mala señal para el conjunto de la economía y, por ende, de la cartera.

En el caso de las criptodivisas, su comportamiento está más relacionado con la liquidez global. Actualmente, no estamos en el mejor momento en términos de liquidez a nivel mundial, lo que podría limitar su rendimiento a corto plazo. Es posible que este activo requiera un final de ciclo económico más favorable para retomar un comportamiento positivo. Sin embargo, no hay que olvidar que las criptodivisas son activos de alto riesgo con una volatilidad extremadamente elevada. En un contexto de caídas en los mercados bursátiles, también se verían fuertemente afectadas.

Por ello, mi recomendación sigue siendo actuar con prudencia en estos activos. Mantener una pequeña exposición al oro en las carteras puede ser una estrategia adecuada, mientras que con las criptodivisas se debe tener en cuenta su alta volatilidad y su sensibilidad a cambios en las condiciones de liquidez global.