Según Michel Salden, director de materias primas de Vontobel Asset Management, las razones que podrían permitir que los precios de los metales preciosos e industriales continúen con su racha ganadora son:
- Política monetaria: Los inversores están acudiendo en masa a los activos reales, dando la espalda a la de renta fija marcada por unos rendimientos negativos. Algo que se produce a medida que los bancos centrales continúan empujando los tipos de interés hacia terrenos negativos en un intento de estimular las economías afectadas por la crisis de la COVID-19.
- Política Fiscal: El gasto fiscal ha aumentado en todo el mundo para estabilizar unas economías enfermas que se enfrentan a las consecuencias de la pandemia. Esto ha reavivado los temores a la inflación, ya que la creciente carga de la deuda podría empujar a unos bancos centrales políticamente motivados a imprimir dinero hasta que la inflación reaparezca carcomiendo la masa de la deuda. Como los metales tienden a actuar como cobertura de la inflación, es probable que se beneficien de este fenómeno. Por ejemplo, la plata repuntó más del 350% en 2010, cuando sólo unos pocos bancos centrales aumentaron sus medidas de liquidez en sus mercados.
- Transición hacia una energía verde: En un momento en el que los políticos de todo el mundo aspiran a una recuperación respetuosa con el medio ambiente, los metales industriales han empezado a cotizar en función de los cambios esperados de la demanda. El reciente plan de recuperación (verde) de la UE estimulará la demanda de plata (utilizada en los paneles solares), platino (utilizado en los automóviles de hidrógeno) y paladio (utilizado para reducir las emisiones en los automóviles de gasolina tradicionales). El cobre se beneficiará enormemente del aumento previsto de las ventas de vehículos eléctricos. Cada uno de ellos usa unos 60 kilogramos más de cobre que un coche tradicional, ya que el es el metal más utilizado para construir la red eléctrica de estos vehículos. Una victoria electoral de Joe Biden en Estados Unidos acelerará aún más estas tendencias, así como la demanda de los metales vinculados a ellas.
- Restricciones de la oferta: Debido a los confinamientos derivados de la COVID-19, el suministro de metales industriales y preciosos está limitado. México, Perú, Bolivia, Chile y Sudáfrica se encuentran entre los países más afectados por el virus, que ha impuesto serias limitaciones a las actividades mineras y a la elaboración de proyectos para el envejecimiento de las minas. Además, el declive económico de esos países planteará riesgos sociales y políticos, haciendo muy inciertas las inversiones necesarias en nuevas capacidades de producción, lo que podría dar lugar a cuellos de botella de la oferta a más largo plazo que contrarresten los aumentos de la demanda.
Sin embargo, hay más potencial alcista para el oro y la plata
A pesar de la impresionante subida de precios, la plata está lejos de agotar su potencial. Esto se debe a que los niveles actuales de precios de están todavía un 50% por debajo de sus máximos de 2011, cuando las medidas de política monetaria eran sólo una fracción de lo que son hoy en día. De hecho, el precio de la plata podría llegar a 40 dólares por onza troy en los próximos años. Además, el oro no ha alcanzado aún sus niveles máximos, con 2.000 dólares estadounidenses por onza troy, que se encuentran dentro del rango de posibilidades a finales de este año. Dado que esperamos ver que los tipos de interés globales caigan aún más en 2021, es posible que el precio del oro se sitúe por encima de 2.200 dólares.