El trasfondo de lo que está ocurriendo en los mercados es la incapacidad de las economías desarrolladas de generar crecimiento a pesar de las medidas de estimulación adoptadas. La mejoría del crecimiento reduciría la preocupación respecto a los déficits públicos y endeudamiento de los países desarrollados. También pone de manifiesto que el alto gasto público que generan las estructuras políticas y la economía del bienestar resta competitividad a favor de los países emergentes.


- La situación de la zona euro cada vez parece más problemática, con unos políticos y unas autoridades monetarias que están yendo detrás del mercado y no están siendo muy proactivos en anticiparse a los problemas de la UE de forma coordinada.


Los últimos episodios que han convulsionado al mercado han sido:

- El retraso de la decisión de aprobación de las ayudas a Grecia hasta septiembre.

- Italia país con una deuda sobre el PIB del 120% y un Déficit Público superior al 4,5%, ha levantado dudas por la inestabilidad política, posibles bajadas de calificación crediticia y respecto al plan de austeridad de 40.000 millones de euros hasta el año 2014.

- Tampoco ayudó las declaraciones de Merkel sobre que Italia tendría que hacer una señal presupuestaria urgente.

- En el caso de los bancos, hay temor a los resultados del test de estrés que se publican el viernes sean muy malos. Se ha anticipado que 26 de las 91 entidades sometidas al test no lo pasan, aunque la banca italiana no tiene por qué estar especialmente afectada dado su nivel de recursos propios y su exposición a deuda soberana.

- A ello hay que unir los malos datos económicos de EE.UU. cuya economía parece incapaz de reducir el desempleo, con las implicaciones que ello conlleva sobre el sector el consumo y el sector inmobiliario.