¿Qué esperan con su salida al MAB?
Esperamos que este vehículo se desarrolle dentro del Mercado Alternativo Bursátil (MAB), que desarrolle su proyecto en términos de rentabilidad de la cartera inicial; queremos pasar a gestionar una cartera por valor de 500 millones de euros y que con ello podamos dar el salto al mercado continuo y que lógicamente este vehículo se convierta en un actor fundamental en el proceso de concentración de la industria de gestión patrimonial del residencial en alquiler en España.
El objetivo a tres años es triplicar el tamaño de la socimi y dar el salto al mercado continuo. ¿Cómo lo van a hacer?
La hoja de ruta es difícil de contar porque no todo lo que hacemos para el MAB sirve luego para la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y sirve luego para su paso al mercado continuo. Necesitamos consolidar el proyecto, en términos de rentabilidad que la sociedad tenga varios trimestres consiguiendo resultados y que esos resultados vayan cumpliendo las proyecciones económicas que aparecen en el folleto que se ha publicado en el MAB y que al menos hagamos un par de adquisiciones importantes que permitan que salte el volumen. No es conveniente salir al continuo con un volumen tan pequeño, es necesario esperar hay que tener un poco de paciencia para que la socimi vaya consolidándose y tenga el volumen necesario para saltar al continuo.
Van a ir comprando viviendas a la Sareb hasta unas 4.200 unidades mediante ampliaciones de capital con el objetivo de diluir al ‘banco malo’ como accionista. ¿Cree que los fondos institucionales extranjeros siguen teniendo apetito por el inmobiliario español?
Hemos tenido la oportunidad de hacer un ‘road show’, un testeo, con varios inversores institucionales con compañías de seguros, fondos de pensiones y fondos de inversión especializados en Amsterdam, Londres, Nueva York, Madrid y Barcelona y la realidad es que España está de moda en términos de crecimiento y dentro de España hay un apetito importante por el sector inmobiliario español. El sector está justo a las puertas de un reordenamiento, de un cambio de fisonomía en el que la regulación está permitiendo y empujando para que se separe el negocio de la promoción inmobiliaria del negocio de la gestión patrimonial y eso ha despertado el interés de todos los inversores que hemos visitado. Respecto de Témpore los inversores han puesto de manifiesto que necesitan que sea más grande de lo que es porque lógicamente compran ‘tickets’ de inversión bastante importantes y les gustaría que el vehículo estuviera cotizado ya para poder pensar en una posible inversión.
En su salida al MAB han colocado unos dos millones entre accionistas minoritarios. ¿Las ampliaciones de capital que prevén creen que incentiva que entren más minoritarios?
La idea es que este vehículo vaya diversificando su estructura de capital. Qué duda cabe que para poder conseguir una estructura de capital que sea efectiva vamos a necesitar que sean grandes inversores los que vayan acudiendo a comprar el vehículo. Por el momento me ha sorprendido mucho que el mapa de inversores minoritarios, que contribuyeron al mapa de difusión de la compañía, nos damos cuenta que ha habido personas físicas y ha habido personas jurídicas, muy ligadas al sector inmobiliario, pero nueve o diez personas físicas que han apostado por comprar acciones de Témpore. Con la entrada de esos inversores institucionales seguramente haya un efecto arrastre que va a hacer que muchos minoritarios y personas físicas se fijen en este valor con interés con una visión a medio y largo plazo.
¿Qué rentabilidad por dividendo esperan tener en los próximos ejercicios?
Nosotros este año no vamos a dar rentabilidad por dividendo, eso está en las proyecciones económicas que hemos dado al MAB. Lo hemos contado así a todos los inversores que han participado en el plan de difusión, que nos han acompañado para poder salir al Mercado Alternativo. En el año 2019 está previsto que la socimi consiga una rentabilidad por dividendo del 1% y lo suyo es que en 2020, con el proyecto consolidado y estabilizado, podamos alcanzar una rentabilidad por dividendo de entre el 3% y el 3,5%, que es lo que entendemos que debería tener.
Esperan subir los alquileres un 15% este año, con un objetivo de morosidad del 2% y una ocupación del 95%. ¿Son cifras sostenibles con el tiempo o muy ligadas a un crecimiento del 3% de la economía?
El mercado del alquiler está teniendo un comportamiento diferente al de la economía en sí misma. La economía española está teniendo un momento dulce, el sector inmobiliario también, pero dentro del sector hay un ‘boom’, hay una explosión del sector residencial en alquiler. La razón por la que se está produciendo ese aumento es de diferente índole, por una parte cambios socioeconómicos, en la mentalidad, en los hábitos y costumbres de una parte importante de la población, sobre todo, de la gente más joven, que lógicamente con contratos de trabajo más inestables y donde la movilidad geográfica es un elemento fundamental no están apostando por la compra de viviendas.
Con ese telón de fondo, lo que estamos viendo es que está creciendo de manera vertiginosa la demanda de vivienda en alquiler. El porcentaje de vivienda en propiedad frente al alquiler ha pasado en apenas cuatros años del 85%-15% al 78%-22%. Lo normal es que esa tendencia continúe y que se vaya aproximando a lo que vemos en otros países europeos, donde ese porcentaje es del 60% de vivienda en propiedad y del 40% en alquiler. Al mismo tiempo de que crece la demanda hay una fortísima estrechez de oferta, España ha dejado prácticamente de producir vivienda desde 2009-2010 en los momentos duros de la crisis. Esa estrechez de oferta y con el aumento de la demanda es lo que está haciendo que las rentas suban de la manera que lo están haciendo. En el caso de Témpore, no decimos que vayamos a subir las rentas, las rentas están subiendo ya porque lo vemos en todos los medios todos los días. Lo que sí vamos a hacer es que a medida que los contratos vayan venciendo, en función de la ubicación y de la propia negociación con los inquilinos iremos haciendo una adaptación de las rentas antiguas a las rentas que estén próximas a los precios de mercado y eso hemos estimado que pueda suponer una apreciación del 15%.