La segunda consideración es que no pueden ser calificadas como una oferta pública de venta o suscripción de valores de las reguladas en la LMV y por ello no se exige la publicación de un folleto informativo previamente verificado por la CNMV o la comercialización a través de intermediarios financieros sometidos a la supervisión de la CNMV. Dos consideraciones relevantes a la hora de plantearse invertir en esta emisión.

La compañía no ha publicado información suficiente para que los inversores puedan tomar una decisión fundamentada en el conocimiento de la situación jurídica y económico-financiera actual y en los planes de actuación. Sólo disponemos de las últimas cuentas publicadas, que reflejan una situación de solvencia, y algunos datos procedentes de los anuncios publicitarios y comunicados de Nueva Rumasa, en los que informó que ha obtenido en 2010 unos beneficios de 5,2 MM de € con un crecimiento en las ventas del 15 por ciento hasta los 250MM de €. También en un comunicado, anunció que destinará los fondos de la ampliación de capital a la expansión y mantenimiento de puestos de trabajo. Sin embargo, la realidad parece ser otra: tras diversos lanzamientos de pagarés con un interés superior al de mercado, entre el 8 y 10 por ciento, con fuerte polémica por las advertencias de la CNMV, la venta de participaciones parece ser la única alternativa para reforzar la estructura financiera y hacer frente al pago de sus acreedores.


Clesa acumula una deuda de 103,8 MM de € y tiene fondos propios de 41 millones. El cierre del crédito y los aplazamientos en cobros de sus canales de distribución, les han llevado a retrasos superiores a los cinco meses en el pago a sus acreedores. Recientemente, UGT y CCOO advirtieron que ya se estaban produciendo también retrasos en las nóminas. Todo parece apuntar a que estas demoras en pagos a acreedores no financieros, personal y acreedores comerciales sirven para atender el pago de sus acreedores financieros, pagarés y deuda bancaria. Nueva Rumasa ha reconocido tener “problemas puntuales”, pero asegura también que está buscando la ayuda de fondos de inversión internacionales, al tiempo que ha iniciado un plan de desinversiones que conlleva por un lado, el cierre de la fábrica de Sevilla, que tenía arrendada a Central Lechera Asturiana hasta 2012 y ya se ha vendido un 5% de la filial Cacaolat por 9 millones de euros y se pretende vender un 20% adicional.

Desde la compañía se ha anunciado nuevas actuaciones que faciliten el acceso al crédito. Pero el inversor que quiera invertir en Clesa en estos momentos desconoce estos planes y no puede contar con esta información para acometer su decisión de inversión. No existe tampoco visibilidad sobre el reparto de dividendos.

Por todo esto, en mi opinión, se trata de una opción de inversión de alto riesgo. El Emisor escapa de la supervisión de los mercados y no facilita la información suficiente para los inversores. La iliquidez y la escasa visibilidad sobre su rentabilidad confieren a esta emisión un riesgo demasiado elevado que la hace desaconsejable para inversores que no sean altamente cualificados y tengan un perfil de alto riesgo.