La francesa Christine Lagarde será la sucesora de Mario Draghi en la presidencia del Banco Central Europeo (BCE). La hasta ahora directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) relevará al italiano a partir del 31 de octubre tras el acuerdo alcanzado entre los Gobiernos de la Unión Europea. En este pacto ha jugado entre conservadores, socialdemócratas y liberales han jugado un papel preponderante Alemania y Francia, ya que la Comisión Europea estará ocupada por la alemana Von der Leyden.
De este consenso, sale también el nombramiento del primer ministro belga Charles Michel como presidente del Consejo Europeo, mientras que el actual Ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, ocupará el cargo de Alto Representante de Política exterior de la UE. La presidencia del Parlamento Europeo la ocupará el socialista italiano David Sassoli duranbte un período de dos años y medio. La segunda parte del mandato será previsiblemente para el 'popular' alemán Manfred Weber, que fue cabeza de lista de los conservadores europeos en las elecciones al Parlamento.
Lagarde será la primera mujer al frente del organismo monetario, tras las presidencias de Draghi, el francés Jean-Claude Trichet y el holandés Wim Duisenberg. Lagarde ha ocupado previamente cargos en el gobierno francés: ministra de Agricultura y Pesca, ministra de Comercio y ministra de Economía, Finanzas e Industria en el gobierno de Dominique de Villepin.
La abogada nacida en París en 1956 cuenta con experiencia en el sector privado, ser también la primera mujer que presidió el bufete Baker & McKenzie. Fue la primera mujer ministra de Asuntos Económicos del G8 y fue también la primera mujer en dirigir el FMI.
El mercado considera a Lagarde como una 'paloma' que seguirá con la línea de Mario Draghi frente a otros candidatos que podrían haber aplicado más ortodoxia al frente de la institución como Jens Weidmann, el presidente del Deutsche Bundesbank; Klaas Knot, gobernador del Banco de Holanda o Olli Rehn, gobernador del Banco de Finlandia. De hecho, la gran pretensión que tenía el Ejecutivo italiano de Giuseppe Conte era que el BCE no estuviera presidido por un alemán.
En su perfil destaca también que no cuenten con experiencia previa en un banco central nacional, ni en el propio BCE como tampoco la tiene el actual vicepresidente de la institución, Luis de Guindos. En este contexto la figura del economista jefe del BCE, el irlandés Philip Lane, será de especial relevancia en los aspectos más técnicos.
Los retos de Lagarde
Lagarde llega a un BCE que ya comunicado que mantendrá los tipos de interés sin variación hasta el primer semestre de 2020. Es decir, el tipo de interés aplicable a las operaciones principales de financiación y los tipos de interés aplicables a la facilidad marginal de crédito y la facilidad de depósito se mantendrán sin cambios en el 0%, el 0,25% y el -0,40%, respectivamente.
El BCE está sosteniendo el crecimiento económico en un contexto en la que economía europea se ralentiza, como están mostrando los principales indicadores económicos, y en la que guerra comercial está empezando a hacer mella en las exportaciones. A este debilitamiento se suma también la política arancelaria que EEUU quiere imponer sobre los productos europeos que lleguen al país.
De hecho, este mismo lunes el representante de Comercio de EEUU, Robert Lightizer, propuso la aplicación de 4.000 millones en aranceles adicionales sobre productos importados desde la Unión Europea (que se añadirían a la lista inicial de 21.000 millones del 12 de abril) en respuesta a la disputa en la Organización Mundial del Comercio por los subsidios europeos a la aviación civil, en especial a Airbus. La lista incluye 89 artículos de alimentación, bebidas alcohólicas y productos de metal.
El banco central también pondrá en marcha desde septiembre un nuevo programa de liquidez, el TLTRO III, con el objetivo de que el crédito llegue a las empresas. El BCE decidió que pagará a los bancos que acudan a sus subastas de liquidez un interés que llegará hasta el 0,3%.
Otro de los retos que tendrá por delante Lagarde es la reducción del balance del BCE, que ya alcanza los 4,7 billones de euros tras las compras de deuda masiva de los últimos años, lo que supone algo más del 40% del PIB de la eurozona. La inflación del 2%, que persigue el BCE, también sigue estando lejos del objetivo.
En principio, su perfil de 'paloma' es una grata noticia para los países más endeudados de la zona euro como los países del sur de Europa. Los más perjudicados, en principio, podrían ser los bancos si los tipos de interés persisten en niveles del 0%.