Grifols fue uno de los grandes protagonistas de la semana pasada, con una revalorización de casi un 15% gracias a la buena acogida que tuvieron sus resultados trimestrales el jueves (+12,8%). Esta espectacular subida fue aprovechada para BlackRock para hacer algo de caja: un día después la gestora estadounidense reducía su participación en el capital de la compañía de hemoderivados hasta un 3,867%, frente al 3,911% que mantenía desde el 27 de octubre.
Hoy las acciones de Grifols suben a media mañana un 1,76% hasta los 11,84 euros dentro de un IBEX 35 que a la misma hora baja un 0,2%. Gracias al empujó de la última semana, el valor está en positivo en el año, con una subida acumulada de un 9,80% y la capitalización bursátil en algo más de 5.000 millones de euros.
“Grifols (+14,78%) llegó a rebotar más de un 20%, pero se topó con la resistencia de los 12 euros, con posibilidad de retroceder si la demanda no consigue sostener el precio en torno a los 11,5 – 11,00 euros”, señala desde el punto de vista del análisis técnico Diego Morín, analista de IG. “Esta situación se debe a la mejora de sus resultados del tercer trimestre y previsiones para los próximos meses”.
La compañía de hemoderivados salió de pérdidas en el tercer trimestre, con un beneficio neto reportado en los nueve primeros meses del año que se situó en los 3 millones de euros. En el tercer trimestre estanco, el resultado volvió a ser positivo, situándose en 60 millones de euros.
El EBITDA reportado se situó en 360 millones de euros en el tercer trimestre y en 880 millones de euros hasta septiembre (360 millones de euros y 884 millones de euros incluyendo Biotest, respectivamente). Grifols además elevó sus previsiones para 2023 de EBITDA a 1.450 millones de euros, frente al rango anterior de 1.400-1.450 millones de euros, aunque mantuvo las expectativas de crecimiento de los ingresos totales entre el 10% y el 12%, excluyendo variaciones de tipos de cambio.