Parecía que el rescate bancario, un mes antes, no era suficiente. Ese duro rescate se estimaba entre 300 y 500 mil millones de euros. Una vez que España fuera rescatada, los riesgos contagiarían a Italia, que necesitaría también algún tipo de rescate. Al no haber dinero en la eurozona para rescatar a estos dos países, los países acreedores como Alemania, Holanda o Austria querrían hacer un euro de dos velocidades, o bien salirse del euro u obligar a los países rescatados a salirse del euro. En definitiva: el euro se iba a responder. Todo esto con la pasividad del Banco Central Europeo
, que para aquel entonces, no tomaba cartas en el asunto y decepcionaba reunión mensual tras reunión mensual, sin anunciar absolutamente ningún programa de compra de deuda ni nada parecido.
La situación era insostenible, teníamos la prima de riesgo española en 640 puntos y la curva de tipos del Tesoro estaba invertida. La rentabilidad de las notas a corto y largo plazo de dos y diez años estaba invertida y casi por encima del 8% ambas. El Tesoro no podía financiarse, había parado prácticamente sus coloraciones de deuda, que había acelerado en la primera parte del año pasado. Teníamos una situación imposible: la peor de toda esta crisis desde 2007.
Entonces Draghi pronunció esas palabras y los mercados empezaron a descontar que el BCE iba a tomar cartas en el asunto e iba a anunciar el programa OMT de compra de deuda, que anunció finalmente en septiembre. Lo que hemos tenido, sobre todo durante el segundo semestre del año pasado, ha sido una caída muy importante del riesgo país. Los mercados perdieron el miedo a que el euro se fuese a romper. Eso favoreció mucho a los activos españoles cotizados, tanto a la deuda española, como el Ibex 35, como los bancos españoles. En esta primera mitad del año hemos vuelto a una situación de mayor normalidad, en la que, pese a una reducción del riesgo, se ha penalizado a los activos españoles.
En lo que llevamos de 2013, el Ibex 35 destaca como uno de los peores índices de Europa. El mercado de deuda ha seguido mejorando. Hemos pasado de 450 puntos en la prima de riesgo con el bono por encima del 5,5%, a los niveles actuales en torno al 4,5% y con la prima sobre los 300 puntos. Ha habido un mejor comportamiento relativo del mercado de deuda respecto a la bolsa. Lo que señalaría es que ha habido una enorme bajada del riesgo percibido por el anuncio de Mario Draghi de que estaría dispuesto a intervenir. Ha habido otras circunstancias, como las políticas monetarias de distintos bancos internacionales, como por ejemplo Japón, que han favorecido mucho a la deuda española. Cuando se anunció el llamado Abenomics, con esta política ultraexpansiva de Japón, salió mucho dinero de bonos japoneses que vinieron a Europa, a aquellos que ofrecían mayor rentabilidad, como los italianos o los españoles.
Otra noticia positiva ha sido el confirmar un déficit. En un primer momento se confirmó en el 6,7, algo que gustó mucho a los mercados, por lo que la prima de riesgo tuvo otro tirón a la baja. Con la revisión del criterio estadístico de Eurostat se confirmó el 7% y los mercados lo dieron por bueno. La bajada de tipos de interés y esta política algo más laxa del BCE también ha favorecido, pese a que el programa OMT nunca fue abierto. Creo que debería estudiarse de cara a la próxima crisis cómo la fuerza de la comunicación evitó que Europa se desintegrase financieramente sin llegar a gastar un solo euro. La baja inflación también ha favorecido al mercado de deuda.
En general, hemos tenido una serie de noticias este año que han favorecido al mercado de deuda, no tanto a la bolsa. Pero, sobre todo, el origen del cambio de tendencia está en el momento en que Draghi pronunció esas palabras.
Lo cierto es que antes de que empezara la temporada de presentación de resultados, tanto en EEUU como en Europa, yo ya pensaba que no iban a ser demasiado trascendentes. Creo que ahora mismo los mercados se están fijando en otras cosas que no los resultados empresariales. Tampoco estoy viendo ninguno que esté destacando especialmente, más allá de que los valores del sector tecnológico, los semiconductores, que en EEUU están decepcionando. Ayer tuvimos los de Apple, que fueron positivos, pero hemos conocido los de Google, que es la acción estrella del año, que decepcionaron. También lo hicieron los de Intel o los de Microsoft. En general, diría que los valores tecnológicos son los que más están decepcionando, frente, por ejemplo, a los bancos americanos que lo están haciendo bastante bien. Aún así, no destacaría ni en EEUU, ni en Europa, ni en España algo que llame especialmente la atención.
Ahora los ojos de los mercados están, en un primer lugar, en la política monetaria de la FeD. En esto, los discursos de Bernanke no siguen un patrón claro. Tienen sus ojos puestos también en China y el incremento de su economía. Esta semana estamos teniendo buenas noticias, de que parece que se han fijado un suelo de crecimiento del 7% y si se perfora a la baja van a tomar medidas para reactivarla, noticia que todavía no ha sido del todo ponderada por las bolsas.
Los mercados, por otra parte, siempre tienen la vista puesta en los problemas de Europa, lo que ocurre en Portugal, con Grecia parece ser que las cosas se encarrilan, ver qué pasa en España con el caso Bárcenas, de momento sin efecto pero que es algo que está ahí… Creo que el espacio de atención que queda reservado para resultados empresariales es pequeño y sólo para grandes sorpresas de grandes valores que, por el momento, no estoy viendo.
El gran cambio de estrategia de Telefónica es pasar de una estrategia cuya prioridad era reducir el apalancamiento de la compañía, que venía haciendo con fuerza desde el año pasado, a un nuevo gasto, un nuevo incremente de la deuda, que parece no será excesivo, pero demuestra que Telefónica vuelve a su senda de seguir apostando fuerte por la internacionalización y no por la reducción de la deuda.
En cuanto al cambio geográfico, viendo cómo se están poniendo las cosas en Brasil, puede que el interés de Telefónica en ese país vaya a menos, teniendo en cuenta cuál es el presente y el futuro de la economía brasileña. Creo que hace una apuesta por un mercado maduro, muy grande, con muy poco riesgo y donde, además, parece ser que hay un fuerte potencial de los smartphones. En Alemania el número de usuarios de smartphones es inferior al de otros países de Europa y muy inferior al número de usuarios de España. Ahí telefónica ha localizado cierto potencial. Además, Telefónica ya tenía una presencia muy clara en Alemania. Creo que se van a producir sinergias muy claras, eliminando las barreras de entrada, pudiendo ocasionar economías de escalas con esta nueva operación.
El mercado, que es finalmente quien tiene la última palabra, ha acogido muy bien la noticia. Ayer Telefónica fue uno de los valores más alcistas del Ibex. KPN es un valor que ha subido mucho también. El mercado lo ha acogido y eso está muy bien. Pero creo que Telefónica no debería abandonar la senda de reducir el apalancamiento. Es decir, cuando se supere esta operación, creo que debería volver a poner el acento en seguir haciendo algunas desinversiones u otro tipo de venta de activos, etc, para intentar reducir el apalancamiento.