Las bolsas llegan a un momento vital. Los diferentes eventos ante los que estamos pueden marcar el devenir claro de la tendencia de los principales índices europeos en los que también se encuentra el Ibex 35. Durante los últimos meses lo hemos visto moverse entre la horquilla de los 8.200 puntos por la parte baja del rango y de los 9.200 puntos por la parte alta. Pero… ¿Ahora qué es lo que podemos observar si nos remontamos a los datos recogidos de los últimos 20 años?
Si nos centramos en los datos estadísticos del mes de junio no podemos tener motivos para ser excesivamente optimistas de cara al mes que entra en el calendario desde el punto de vista de la inversión. El sexto mes del año se caracteriza por dar rentabilidades muy bajas al inversor, puesto que en las últimas dos décadas muestra un rendimiento ligeramente positivo del 0,1%. Suele ser uno de los periodos más neutros del ejercicio.
Generalmente se destaca por el cierre de posiciones de muchos inversores que van apartándose de la renta variable de cara a estar salvaguardados en las fechas veraniegas. Por eso es bastante difícil de predecir en términos generales. Sin ir más lejos, en los últimos diez años en seis ocasiones asistimos a descensos en junio, mientras que en las cuatro restantes obtuvimos revalorizaciones en el índice de referencia de la bolsa española.
Sin embargo, lo bueno que ofrece el análisis de la estadística es que ofrece la posibilidad de analizar cómo son los comportamientos en función a los meses anteriores. En esta línea, efectivamente, el índice español no suele marcar un mayo espectacular y en la mayoría de las ocasiones ha terminado en negativo. Sin embargo, lo que se deduce en un altísimo porcentaje es que cuando cierra en positivo, el siguiente mes (junio) también muestra avances en la renta variable española.
Tan solo en una ocasión, en el año 2007, de los últimos 20 años tuvimos caídas en el Ibex 35 en junio cuando en el mes de mayo se mostraron avances. El resto de las veces se ha repetido la misma tónica: repuntes en mayo y junio de manera consecutiva. Es el caso del 2014 (3,2% y 1,2%, respectivamente); del 2009 (4,3% y 3,9%, respectivamente); del 2005 (4,7% y 3,8%, respectivamente); del 2003 (0,3% y 5,4%, respectivamente); de 1999 (1% y 1,5%, respectivamente); de 1997 (6,6% y 9,3%, respectivamente); y de 1996 (0,7% y 3,7%, respectivamente).
En este caso, hemos terminado el mes de mayo con alzas moderadas del 0,13%, lo cual invitaría a pensar que podría producirse la misma evolución que hemos visto en el 87,5% de las veces. Es decir, las probabilidades de ver un mes alcista en base al muestreo estadístico serían muy altas, aunque esto, como ya se sabe, son simples datos que pueden cambiar en cualquier instante.
Por otra parte junio es un mes que suele ser la antesala de más caídas. Generalmente los meses de julio y agosto son de los peores para el índice de referencia del mercado español. En concreto, reflejan pérdidas del 0,1% y 1,2%, respectivamente de media. Especialmente los últimos años han resultado bastante negativos con retrocesos importantes en el sumatorio de los dos meses.
Tanto es así que en el pasado lustro la media de descensos de los meses más destacados del verano ha superado el 2,5%. Por eso habría que tener cierta cautela en relación al periodo que está por llegar en los mercados. Máxime cuando, sin ir más lejos, los últimos meses de agosto han sido realmente tortuosos para las principales plazas europeas. Los números hablan. Simplemente hay que tenerlos en cuenta…