Lo estamos viendo en nuestro día a día, en el de todos, la inflación se palpa a pié de lineal de supermercado. Ahí nos quedamos todos boquiabiertos por el alza de precios y a continuación no nos queda más remedio que comprar el producto, porque comer, hay que comer. La situación del sector alimentación no deja de ser muy compleja, como para toda la economía. La inflación llega por el lado de los costes a tasas arrolladoras, pero este sector tiene algo de esencial, de imprescindible y eso le facilita trasladar al precio final de sus productos parte de esos sobregastos de transporte, de materias primas, de energía o de embalaje. No todos tienen la misma capacidad, habrá que revisar por compañías, y nos llama la atención la fuerte remuneración al accionista en 2022 de algunas de ellas, por algo será. Lo vemos.